MADRID 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a dieciséis años de prisión a una mujer por prostituir a su propia hija y a otra menor y ha penado con más de quince años de cárcel a otros tres miembros de su familia, a quienes se conoce como 'el clan Raducan'.
Así consta en una sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, en la que también se condena a su hijo Ionut Ramón R., a 16 años y seis meses de cárcel y a sus otros dos hijos Robert Emanuel R. y Dionisie Florín R. a quince años y un día de cárcel por los mismos hechos.
Según las pesquisas policiales, 'el clan Raducan' prostituía a las menores en el Polígono Marconi, el mayor nucleo de prostitución callejera en Madrid. Los agentes creen que esta familia de proxenetas controlaba parte del negocio en la zona.
Los magistrados consideran en la resolución a estos cuatro procesados culpables de los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual relativo a persona menor de edad.
Además, se les pena por pertenencia a una organización u asociación en concurso medial y prostitución coactiva relativo a persona menor de edad.
Asimismo, acuerdan retirar la patria potestad de Rodica R. hacia su hija y absuelven a Dafina Florina T., pareja sentimental de Dionise Florín, de toda responsabilidad penal derivada de los hechos enjuiciados.
HECHOS PROBADOS
La resolución considera acreditado que a principios de 2012 Rodica R. acordó con sus hijos, los procesados Ionut, Robert y Dionise, conocidos como el 'clan de los Raducan', el traslado de su hija menor de edad de Rumanía a España con el objeto de dedicarla al ejercicio de la prostitución bajo la estrecha vigilancia de sus hermanos, y en el beneficio económico de todos ellos.
En ejecución de dicho plan, la menor fue enviada a España, donde ya estaban instalados sus tres hermanos. Todos ellos aprovecharon la situación de superioridad que ostentaban sobre la joven y la circunstancia de encontrarse en un país totalmente desconocido para ella y sin otros vínculos familiares y sociales. Los procesados ejercieron así el control y una minuciosa vigilancia de la actividad de prostitución que realizaba la joven en el polígono industrial de Marconi, al sur de la Capital.
El clan familiar trató de igual modo a otra menor (A. M.), aprovechando en su caso que mantenía una relación sentimental con el miembro del clan Iount R.. Ionut obligaba a su novia a acudir a Marconi, aunque la menor no quisiera.
La amenazaba en todo momento y, si consideraba que no había obtenido el suficiente dinero vendiendo su cuerpo, llegaba a agredirla físicamente.
La madre de la familia y el resto de los hermanos se encargaban, por su parte, de mantener la vigilancia y el control absoluto de los movimientos de las menores y determinaban el lugar, horario, precio y demás circunstancias del servicio, quedándose los mismos con la totalidad del dinero obtenido.
Rodica R., además de lo anterior, se encargaba personalmente -según quedó acreditado en el transcurso de la vista oral- de concertar citas entre las menores A.M. y su hija A.A., con terceras personas de avanzada edad a cambio de un montante de dinero.