Denuncian que una mujer abortó en el Hospital del Sureste y que la enviaron a casa para que ella misma se tratara

Europa Press Madrid
Actualizado: lunes, 26 octubre 2009 13:59

MADRID 26 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Asociación del Defensor del Paciente denunció hoy que una mujer embarazada de 13 semanas abortó en el Hospital del Sureste y que la ginecóloga que la atendió la envió a casa con un tratamiento específico para que ella misma se atendiera y expulsara por si sola el feto.

Todo ocurrió el pasado 19 de octubre cuando la joven acudió a su centro de salud tras tener un "sangrado marrón" y molestias en el abdomen. Su médico de cabecera le remitió al hospital del Sureste para que la atendieran y comprobasen que el embarazo iba bien. Allí la mandaron a Urgencias y posteriormente a Ginecología.

Una vez allí la atendió una ginecóloga, que le hizo una ecografía vaginal. En dicha ecografía apreciaron que su bebé no latía y que en verdad estaba detenido el embarazo en la séptima semana, relata la paciente en una carta a la asociación, en la que explica también que posteriormente le dieron un tratamiento para que lo iniciase al día siguiente en su casa y expulsara por sí sola el feto.

"El tratamiento era con Misoprostol y consistía en meterme tres pastillas por la vagina y en cuestión de horas empezaría a expulsarlo", señala en la misiva en la que apunta que la recomendación del facultativo fue que no se durmiese cuando iniciase el tratamiento y que si el sangrado era algo excesivo acudiese de nuevo al servicio de urgencias del hospital.

Al día siguiente, la joven inició el tratamiento a las 7 horas, y, según señala, en poco tiempo comenzó a sangrar. No obstante, a las 13 horas, "el sangrado fue muy abundante, presentando además un dolor en el abdomen insoportable y temblor generalizado" y la mujer tuvo que avisar a su familia para acudir al Hospital.

Cuando llegó al centro, ocurrieron distintas situaciones irregulares. Por un lado, la hicieron acudir a la sala de espera pese a ir con una hemorragia vaginal y aunque solicitó en varias ocasiones ser atendida "porque estaba abortando" no le hicieron caso.

Posteriormente, le midieron las constantes y la mujer permaneció "de pie medio doblada por el dolor y calada la ropa de sangre". Al parecer, el enfermero llamó por teléfono a un médico que pidió que la subieran a otra planta. La joven, "muerta de frío", tuvo que pedir a un familiar que la arropara con una sábana porque nadie le atendía.

En la quinta planta, fue atendida por una matrona, que le explicó que tenía que esperar porque los ginecólogos estaban en una cesárea urgente y no había más personal. "Allí me quedé sentada en la silla de ruedas esperando y sin parar de sangrar más de una hora, momento en el cual mi primo me destapó y pudo ver que la sangre me salía por encima del pantalón", continúa en la carta.

Minutos más tarde, la metieron al quirófano y la hicieron firmar la hoja del permiso de la anestesia mientras que a su marido le pidieron el consentimiento, y según le contó él, la hoja era de otra paciente. En quirófano le practicaron un legrado y tras finalizar la llevaron a la sala de recuperación, con más pacientes.

Allí, explica, había unas siete personas sanitarias, hablando entre ellas sobre sindicatos y oposiciones, pero ninguna fue a comprobar si estaba bien. "Tuve que ser yo la que tenía que estar pendiente del suero", entre otras cosas, indica, al tiempo que añade que pasadas las tres horas y media, la dieron el alta y la mandaron a casa.

Durante todo el proceso, denuncian, nadie facilitó información a las familias ni a la propia paciente, que tampoco contó con una atención psicológica para sobrellevar el hecho de que acababa de perder a su bebé.

Contenido patrocinado