MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
El derribo de varias chabolas del poblado de Santa Catalina, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas, ha obligado al Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS) de la Comunidad de Madrid a realojar a trece familias, según ha indicado el director gerente de la institución, Javier Ramírez, tras la actuación.
El responsable autonómico ha explicado que las familias desalojadas pasarán a residir en pisos del IRIS que deberán "sufragar mensualmente", mientras reciben seguimiento por parte del personal social del IRIS para lograr su plena integración.
Con éstas ya son 67 las familias de Santa Catalina realojadas por la Comunidad de Madrid desde el pasado mes de abril. En los próximos meses se deberá realojar a otras 30, mientras que en Las Mimbreras (Latina) ya se ha realojado a 40 familias desde mayo, y el proceso concluirá próximamente con otras seis.
"Con el desmantelamiento y realojo de las familias de Santa Catalina y de Las Mimbreras habremos avanzado significativamente en la desaparición completa de todos los asentamientos históricos de la capital, un objetivo fijado para 2012", ha añadido Ramírez.
Estas acciones se inscriben en el marco del compromiso adquirido con el Ayuntamiento de Madrid en octubre de 2008 para desmantelar estos dos núcleos chabolistas, además de El Cañaveral (ya derribado) y El Ventorro (comenzará al acabar con Santa Catalina).
REQUISITOS
Para ser realojadas por el IRIS, las familias chabolistas han de cumplir con los requisitos fijados por la Comunidad y el Ayuntamiento en su convenio, que garantizan que las familias que se realojen lleven al menos cuatro años de residencia en el núcleo, no sean propietarios ni adjudicatarios de ninguna vivienda o no superen determinados ingresos económicos.
Una vez realojados en viviendas de toda la región y a una familia por bloque, el IRIS realiza un seguimiento individualizado de cada familia para garantizar el éxito de su integración social y vecinal, que en los más de diez años de trabajo del IRIS ha alcanzado el 95 por ciento de la población que ha sido realojada.
Para lograr este éxito, además del seguimiento posterior, el personal social prepara previamente a las familias chabolistas impartiéndoles cursos específicos en el uso de las viviendas que van a recibir, como la adquisición de habilidades sociales y de convivencia.
Ramírez ha destacado así el trabajo del personal del IRIS, que trabaja desde hace años social, laboral y educativamente con esta población en los propios núcleos.
Además, ha instado a las familias a que "aprovechen la oportunidad" que le brindan las administraciones y los madrileños. "Dejan sus chamizos para integrarse con el resto de la sociedad como ciudadanos, con plenos derechos pero también con obligaciones", ha animado.
Desde su creación, en 1998, el IRIS ha realojado a cerca de 2.000 familias residentes en núcleos chabolistas como La Celsa --donde hoy se levanta un instituto de enseñanza--, La Rosilla --en la actualidad, una parcela del Ensanche de Vallecas-- y El Salobral --que se dedicará a usos industriales y económicos--.
EL IRIS DEL FUTURO
Por otra parte, el IRIS creó en 2008 el servicio de Asistencia Vecinal de la Comunidad (ASIVECAM), que atiende, media y mejora el día a día de las comunidades de vecinos del IVIMA, la promotora pública regional.
Actualmente, 45 educadores y trabajadores sociales del IRIS asignados a ASIVECAM atienden a unos 18.000 ciudadanos de estas promociones de vivienda pública.
Otro de los nuevos grandes ejes el IRIS es el Servicio de Apoyo para el Control del Chabolismo (SIVIRIS), un equipo encargado de controlar la presencia y el crecimiento de nuevos asentamientos chabolistas en la región, para tratar de evitar su proliferación.
Cada año visita cada municipio madrileño informando a los ayuntamientos (competentes en las ocupaciones ilegales de terreno en sus términos municipales) de la presencia de nuevos asentamientos. Su trabajo traza una radiografía del chabolismo en la región de unas 850 chabolas, el 75 por ciento de las mismas ubicadas en la capital.