Lissavetzky, sonómetro en mano, demuestra cómo la medición del ruido cae en más de 40 puntos en menos de 50 metros

EUROPA PRESS

MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, ha demostrado este miércoles en Plaza de España, con un sonómetro en la mano, cómo la medición del ruido puede caer en más de 40 puntos con sólo colocarse en dos puntos separados por sólo 50 metros, junto a la carretera y donde se encuentra la estación de medición, en el parque y bajo un árbol.

Así, Lissavetzky, acompañado por el diputado Pedro Santín y por la que ha definido como "el látigo municipal de Ana Botella", Ruth Porta, ha hecho una primera medición en Plaza de España, junto a la carretera obteniéndose un nivel de ruido de 109,2, muy alejado de los 65 decibelios recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

El edil ha repetido la misma operación a tan solo 50 metros, junto a la estación medidora de Plaza de España, situada en el parque y bajo un árbol. Allí el nivel de ruido era de 62,5 decibelios. Con este gesto Lissavetzky pretendía demostrar que los datos que sobre esta cuestión aporta el equipo de Gobierno están "maquillados" desde que se cambiaron de ubicación ocho de las 27 estaciones medidoras existentes en la ciudad.

"Hay una serie histórica alterada con ese cambio de unidades", ha asegurado el concejal. También su visita ha servido para denunciar la falta de medios de la Policía Municipal, quienes no pueden tramitar más que una de cada cuatro denuncias por ruido al no tener los sonómetros necesarios para medirlo.

Lissavetzky ha asegurado que son aparatos no excesivamente caros ya que incluso el PSOE, con un "presupuesto limitado", tiene el suyo. El precio en el mercado ronda los 700 euros. También ha exigido el fin de la "política de trileros, del trilerismo" del PP, ejemplificada con el cambio de estaciones.

Los socialistas reclaman un estudio para ubicar las estaciones "de manera responsable", la elaboración de un mapa real del ruido, la instalación de pantallas acústicas y más peatonalizaciones. Y todo ello para que Madrid deje de ser "la segunda capital europea más ruidosa, sólo por detrás de Atenas, y la tercera del mundo, tras Tokio y Atenas".