Prostitutas transexuales de Ballesta desembarcan en Fuencarral aprovechando la peatonalización de la calle

Actualizado: domingo, 18 octubre 2009 17:42

La Junta de distrito asegura que no han recibido quejas de los vecinos y que no ha aumentado el número de meretrices en la zona

MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -

Una veintena de prostitutas, la mayoría transexuales, ha desembarcado en los últimos meses en la calle Fuencarral procedentes de la zona de Ballesta ante la rehabilitación de la calle propulsada por Triball y aprovechando la reciente peatonalización de la famosa calle comercial madrileña.

Según informaron a Europa Press vecinos de la zona, a principios de este año varias meretrices que anteriormente trabajaban en prostíbulos o en las propias aceras de las calles Puebla y Ballesta llegaron a Montera con la intención de "hacerse un hueco".

"Sin embargo, los chulos que custodian a las chicas de los países del Este que las echaron rápidamente para que no hicieran competencia. Tampoco había más sitio, ya que en Montera están cada dos metros", indicó Juan, uno de los residentes en la calle.

Además, las características de las meretrices y el tipo de clientela era claramente distinta entre las nuevas y las recién llegadas. Las primeras son más jóvenes y su público también, mientras que las segundas son en su mayoría transexuales y su público natural es más heterogéneo, según las mismas fuentes.

Aunque las prostitutas comenzaron a llegar un poco antes de las obras en la calle Fuencarral, la mayoría de los vecinos consultados coinciden en que la peatonalización ha contribuido a este nuevo asentamiento y a la multiplicación, en las últimas semanas, de su presencia. "Si no pasan coches, están más libres de poder comunicarse con sus clientes potenciales, y son más visibles", agregó.

Las cámaras de seguridad que se instalaron el año pasado en la zona de Ballesta también han contribuido a disuadir el ejercicio al aire libre de su profesión, al igual que la reducción de locales y pequeños lupanares, reconvertidos en los últimos años en centros de arte y moda gracias a la asociación de comerciantes Triball. TREINTA Y SEIS MIL PERSONAS CADA DÍA

Otro de las diferencias entre ambas calles es la elevada concurrencia de visitantes y de comercios que acoge la calle Fuencarral. De hecho, se estima que 36.000 personas circulan todos los días por este eje que une la calle Gran Vía y Montera con el barrio de Chueca y Bilbao.

De momento, la veintena de hetairas de Fuencarral se apostan de forma más o menos espaciada en los portales y entradas de locales comerciales a partir de medianoche todos los días de la semana, entre la intersección con Gran Vía hasta el Mercado de Fuencarral.

"A partir de las 2 ó las 3 de la madrugada da miedo pasar por la cantidad de travestidos que hay por todas las partes. El miércoles que pasé por ahí a esas horas estaban en todas las partes. En unos meses poblarán la zona", se quejó Manuel, otro residente en Fuencarral, que señala que la estrechez de la propia calle, en comparación con Montera, incrementa la sensación de inseguridad, de suciedad y de ruido provocado por el trajín del negocio de la prostitución.

Además, según los propios vecinos, en ese tramo de la vía existen al menos dos casas donde alquilan habitaciones de forma encubierta para el ejercicio de la prostitución, tal y como ocurre en Montera.

Ante toda esta situación, agravada por la conversión de la calle en una de las más comerciales de España, el presidente de la Asociación de Vecinos Barrio de Justicia, José Carlos Nicolau, señaló a Europa Press que ya son pocas las familias y personas tranquilas que puedan vivir en esa primera parte de la zona.

"Ha sido peatonalización de la zona y llegar las prostitutas. Nosotros abogamos por la restricción del tráfico excepto para residentes, porque ahora no se puede acercar a una persona impedida o a alguien que va con maletas. Apostamos por un Área de Prioridad Residencial, como en el barrio de Las Letras", argumentó.

En ese sentido, el representante vecinal señaló que muchos vecinos se han mudado en los últimos años de esa parte de la calle. "Ahora sólo quedan pensiones o gente joven o flotante, pero ya casi no hay familias. Antes porque no podías salir ni con un carrito de la compara por el tráfico que había ni ahora por el barullo que genera todo. Los únicos beneficiados han sido los comercios", relató.

AFRICANAS EN GRAN VÍA

El aumento de la oferta en la calle Fuencarral no ha disminuido la prostitución ejercida por una treintena de mujeres subsaharianas en la Gran Vía, concretamente entre la plaza de Callao y Hortaleza. Y eso sin acercarse a la decena de chicas de varias nacionalidades que puebla las nocturnas calles traseras, como la de Desengaño.

Estas prostitutas, que llegaron hace unos años de la Casa de Campo, vigilan su rincón cada día sentadas en cajas de madera y acompañadas de chinos vendedores improvisados de chucherías y bocadillos. La crisis ha hecho que muchas de ellas se lancen a gritos o a los brazos del cliente potencial, incluso acompañado, especialmente a últimas horas de la noche.

Sin embargo, desde la Junta del distrito aseguran que el número de prostitutas que ejercen en esta zona de la ciudad no ha aumentado en los últimos meses, ni siquiera tras la peatonalización de Fuencarral. El concejal de Centro, Enrique Núñez, aseguró a Europa Press que "no se ha recibido ninguna queja en la Junta, ni tampoco en la Mesa de Seguridad que se celebró hace menos de un mes".

A su parecer, es cierto que por la noche "se visualiza más" la presencia de las meretrices, pero "el número de las que trabajan por la zona no ha aumentado", según constatan los controles "permanentes y continuos" de la Policía municipal.