MADRID 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, define la decisión del Papa Benedicto XVI como "un claro signo de humildad, de libertad en el Señor y de amor a la Iglesia, a la que ha servido con entrega infatigable y generosa", en una carta enviada con motivo de la renuncia de Benedicto XVI a su cargo, que quedará vacante el próximo 28 de febrero a las 20,00 horas.
"Supo aceptar por amor la carga que el Señor ponía sobre sus hombros cuando lo llamó a la sede de Pedro, del mismo modo que por amor a la Iglesia deja humildemente en manos de Cristo y de su Espíritu las riendas que otro tomará para confirmarnos en la fe y mantenernos unidos por el vínculo de la caridad", remarca.
Igualmente, subraya que en las breves palabras que ha dirigido en el consistorio, Benedicto XVI ha expresado "la responsabilidad con que toma libremente esta grave decisión, asumida después de considerarla reiteradamente en su conciencia ante el Señor".
Concretamente, explica que esta decisión "está contemplada en las leyes de la Iglesia, que determinan que 'la renuncia sea libre y se manifieste formalmente' (CIC 332,2), como así ha sucedido y añade que tampoco es necesario que sea aceptada por nadie ya que el Papa no está sometido a ninguna autoridad en el ejercicio de su ministerio.
El cardenal ha asegurado que "Benedicto XVI ha servido a la Iglesia como un humilde trabajador de la viña del Señor" y "ha iluminado a la Iglesia con un magisterio claro y espléndido sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia en el mundo de hoy: desde el primado de Dios en la sociedad hasta los aspectos más esenciales y sencillos de la vida cristiana".
Asimismo, ha destacado sus encíclicas sobre la Caridad, la Esperanza y la convocatoria del Año de la Fe que muestran, a su juicio, su interés por mantener a la Iglesia "sobre el único fundamento que puede darle firmeza y estabilidad en los avatares de este mundo: la relación estrecha, viva y directa con Dios a través de la vida teologal".
Para el cardenal, "España tiene con este Papa una especial deuda de afecto y gratitud" por sus visitas con motivo del encuentro mundial de las familias en Valencia, en 2006; a Santiago de Compostela y a Barcelona, en 2010, y a Madrid, en agosto de 2011, con motivo de la JMJ, donde "confirmó a los jóvenes en la fe, les alentó en su vocación misionera y les animó a vivir la amistad con Cristo".
Además, se muestra convencido de que el Papa sabe que el Espíritu Santo dará a su Iglesia un sucesor de Pedro que, "dócil a sus inspiraciones, guiará a la Iglesia con la autoridad de Cristo".