MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Varios testigos en el juicio por el crimen de una lotera de Móstoles han identificado en la sala donde se celebra el juicio a Alberto S.R como el autor material de las puñaladas que acabaron con su vida y han coincidido en señalar que andaba con dificultad, dado a la cojera que padece.
La Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado esta mañana la segunda sesión de la vista oral con la comparecencia de varios testigos y la práctica de la prueba pericial. El procesado se enfrenta a 20 años de cárcel por un delito de asesinato y robo con violencia. El crimen se produjo el 6 de abril de 2011.
En primer lugar ha testificado una mujer que trabajaba en una tienda próxima a la administración de lotería donde se produjo el crimen. Ésta ha relatado que vio a un individuo entrar y salir de la tienda, fijándose en él por su manera "destartalada de andar" y tras escuchar un grito que venía de la administración. Al ser preguntada sobre si es la persona que se sentaba detrás suyo, ha dicho que no tiene ninguna duda de que se trataba de la persona que vio aquel día.
De igual modo, otro testigo ha narrado al tribunal que ese día entró en el local para hacer una apuesta y vio que estaba totalmente vacío, algo que le extraño porque no estaba cerrada. Cuando se disponía a irse, escuchó un chillido y alguien que decía: "dámelo todo o te mato". Tras ello, el hombre huyó corriendo y la víctima se puso a correr.
"Pensé que era un atraco y que ella estaba ilesa. Pero nada más salir se desplomó. Pensaba que estaba mareada por lo sucedido. Pero no, la había apuñalado varias veces", ha contado el hombre, quien también ha precisado que tenía dificultad al andar.
Asimismo, el dueño de un bar próximo al local ha relatado que el 24 de abril, días después del crimen, el acusado se presentó en su negocio y preguntó acerca de si sabía donde vivía una rubia que había visto días antes por esa zona.
HECHOS JUZGADOS
Según el fiscal, Alberto se presentó sobre las 13.32 horas del 6 de abril de 2011 con la intención de atracar el local en el momento en que una de las empleadas se disponía a cerrar el negocio. Portando una navaja, el hombre entró y asestó a la mujer varias puñaladas después de que la víctima le dijera que cogiera lo que quisiera.
El hombre huyó corriendo del lugar y la víctima falleció minutos después a consecuencia de diversas heridas de gravedad punzantes que presentaba.