Tribunales.- Los 6 testigos de la muerte del joyero de Móstoles se contradicen en la descripción de los atracadores

Actualizado: martes, 9 octubre 2007 17:03

MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los seis testigos del atraco a una joyería de Móstoles en junio de 2005, en el que resultó muerto el dueño del establecimiento, se contradijeron hoy en la descripción de los atracadores, en el segundo día de declaraciones ante la Sección 16 de la Audiencia de Madrid.

Así, pese a que todos ellos dijeron que algunos eran "morenos" o que tenían "acento sudamericano", a la hora de precisar quién de ellos cumplía estas características los diversos testigos se contradijeron unos a otros.

La segunda sesión del juicio a Roberto Castro, peruano, y Juan Manuel Jiménez, dominicano, para quienes la Fiscalía de Madrid solicita 26 y 28 años respectivamente por asesinato, robo con violencia y tenencia ilícita de armas, comenzó con la declaración del hijo del fallecido, Marcos Sancho.

Marcos relató los sucesos del 9 de junio de 2005, cuando él, su padre, una clienta de la joyería y la otra dependiente contratada en el establecimiento sufrieron un atraco a manos de tres varones, que blandiendo dos pistolas y una "escopeta recortada" respectivamente, los obligaron a entrar en la trastienda mientras ellos arrasaban con todas las joyas que encontraron.

Hacia las 19.30 horas, según la versión de varios de los testigos, la dependienta, Asunción, atendió "a un hombre que ya había venido por la mañana preguntando por unas chapas, y que dijo que volvería por la tarde con su mujer y su hija para elegir la inscripción". "Lo que más me sorprendió es que vino solo, y con una gorra y un chaleco 'multibolsillos', y además preguntó por alianzas y no por las chapas", explicó Asunción.

Mientras el dueño seguía atendiendo a Santiaga, una de las testigo citadas, y Marcos acababa de despachar a otra persona, otros dos hombres entraron en la tienda y, junto al primero, sacaron sus armas y obligaron a clientes y dependientes a meterse en la trastienda.

"ESTO ES UN ATRACO"

"Primero entró Santiaga, luego entré yo y detrás de mí iban mi padre y Asunción", relató el hijo del difunto, añadiendo que "el de la recortada sólo gritaba que era un atraco", a lo que Antonio respondió que "las cámaras lo estaban grabando todo, que no iban a llegar muy lejos y que la policía los estaba vigilando".

Acto seguido, Antonio cedió el paso a Asunción para poder entrar en la trastienda, cuya puerta estaba parcialmente obstruida por un armario, cuando todos oyeron un disparo. "Sentí cómo Antonio caía al suelo a mis espaldas, me giré y vi el humo que salía de la recortada", continuó Asunción. "Yo no lo vi, sólo lo oí, pero sé que fue el de la recortada porque estaba justo a mi lado y el sonido del disparo sonó muy fuerte", añadió Marcos.

Después, el timbre de la tienda comenzó a sonar "insistentemente", según recordó Marcos, y uno de los atracadores encerró a otra mujer en la cámara acorazada de la joyería, donde también estaba Santiaga. Mientras, Marcos y Asunción veían el robo a través del monitor de la cámara de seguridad, situado en la trastienda. "Luego el de la recortada, que era el único que hablaba, pasó y nos dijo que le diéramos el vídeo de seguridad", indicó Marcos.

En este punto, de nuevo hubo contradicciones, ya que tanto Marcos como Santiaga describieron que fue el propio atracador el que, apoyando su arma en el mostrador, acabó por arrancar el aparato de su cajón, mientras Asunción recordó que fueron ellos mismos quienes lo hicieron. Así, en aproximadamente un cuarto de hora, los atracadores se habían ya marchado, dejando tras de sí el cuerpo ya cadáver de Antonio.

RECONOCIERON LAS JOYAS

Los dos acusados, sentados en el banquillo junto a Margarita Flores y Catalina Villafaña, acusadas de encubrimiento, y Rosario Ruiz, también imputada por encubrir y beneficiarse de los objetos robados, fueron detenidos en Cataluña por la Policía Nacional, encontrándose en el domicilio donde residían temporalmente varias de las 762 joyas que habían sido sustraídas de la tienda y que estaban valoradas en unos 133.000 euros.

Estas joyas son una de las principales bazas de la acusación, ante las contradicciones con respecto al aspecto de los atracadores. De hecho, Marcos Sancho aseguró poder reconocer las piezas de su tienda gracias a "los números de referencia que vienen de marca y los que se ponen en la propia tienda para llevar un registro".

También Asunción aseguró poder reconocer las joyas con las que trabaja cada día y explicó que, además, "algunas son piezas únicas y cosas que se hacen por encargo". "Concretamente, recuerdo que reconocí un reloj que había estado enseñando ese mismo día", añadió Marcos.

Además de Marcos y Asunción, en la sesión de hoy declararon la clienta que se hallaba en la tienda en el momento de los hechos, Santiaga Mora; la mujer que llamó al timbre y entró después, Rosa María A.; una testigo ocular que vio parte de lo sucedido desde fuera, Marta Isabel Marcos; un hombre que vio a los atracadores huir, Francisco Castillo; y la madre del tercer atracador, aún en paradero desconocido y que responde al nombre de José Luis Arana 'Ítalo', Laura Medina, también conocida como 'Olga Lidya'.