MURCIA 2 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) y de la Universidad de Murcia (UMU) participaron en un estudio con la intención de determinar las variedades de mandarinas españolas más adecuadas para la producción de zumo, y constataron que el jugo de las clementinas de Nules, también conocidas como clemenules, resultó ser el mejor.
Y es que este estudio, cuyos resultados publicó la revista 'Food Science and Technology International', comprobó que las clemenules son las que contienen mayor contenido en vitamina C, aportan los aromas más intensos y producen el zumo más anaranjado, según fuentes del Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) del Ministerio de Ciencia e Innovación consultadas por Europa Press.
Este tipo de mandarina se originó por mutación espontánea a partir de otra variedad, la clementina fina, y se detectó por primera vez en Nules, en la provincia de Castellón de la Plana en 1953, y desde entonces, su cultivo se ha extendido por la franja mediterránea.
En el estudio, han participado investigadores de la UCAM, de la UMU, y de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, quienes analizaron ocho de las variedades más frecuentes, como la clemenpons, clemenules, ellendale, hernandina, marisol, nova, orogrande y ortanique.
Los resultados señalan que las menos apropiadas para zumo son la nova y la hernandina, mientras que la variedad ortanique, "parece tener una concentración mas alta en aceites esenciales, lo que puede interferir en la calidad final del zumo", según SINC. El resto "son apropiadas para la producción industrial de zumo, aunque las mejores son las clemenules", determinó la investigación.
Respecto al color del zumo, las clementinas de Nules y las clemenpons fueron las que proporcionaron los colores más anaranjados, según el investigador de la UCAM y uno de los autores, Antonio José Pérez, quien indicó que "al consumidor español no le agrada mucho el color amarillo o claro del zumo de algunos cítricos así como un bajo contenido en azucares propios de este, aunque sea completamente natural y sin colorantes añadidos".
Para realizar esta investigación, los científicos cuantificaron el contenido de vitamina C del zumo de las mandarinas, su color con un espectrofotómetro-colorímetro Hunterlab, que es el mismo que utiliza el departamento de agricultura de los Estados Unidos de América (USDA), la cantidad de componentes volátiles por cromatografía de gases masas y la intensidad de los aromas mediante análisis sensorial.
Asimismo, analizaron la concentración de minerales como calcio, magnesio, potasio, sodio, hierro, cobre, manganeso y cinc, aunque en este aspecto "no han encontrado diferencias significativas".
Las ocho variedades de mandarinas analizadas se cultivaron en una finca del término municipal de Librilla (Murcia), con el mismo tipo de suelo e idénticas condiciones de irrigación e iluminación, mientras que la especie de árbol utilizada para injertarlas fue el Mandarino cleopatra.
En las explotaciones agrícolas se suele utilizar como pie el naranjo amargo (Citrus aurantium), por su resistencia a las enfermedades y mayor tolerancia a las condiciones de suelo.
"No es fácil para un consumidor diferenciar las distintas variedades de mandarinas, una tarea reservada para los agricultores y productores expertos", indicó Pérez, aunque se suelen distinguir tres grandes grupos: las clementinas con aromas más agradables, cortezas más finas y más fáciles de procesar; las satsumas originarias de Japón, de difícil procesado por el grosor de sus cortezas, con un zumo de escasa calidad, pero de recolección temprana; y los híbridos.
Según el SINC, en 2006, la producción de mandarinas superó los 2,5 millones de toneladas en España, el segundo productor mundial de mandarinas, de las que se cultivan aproximadamente 20 variedades, sólo superado por China en términos de producción agronómica, mientras que, en producción industrial, Brasil es el mayor procesador.
El cultivo más extendido es el de las clementinas con 1,6 millones de toneladas, cuya producción se exporta en un 60 por ciento a otros países, sobre todo del norte de Europa y Estados Unidos.
El término 'clementina' procede de la palabra francesa clémentine, que a su vez procede del nombre del cura Clément, un monje trapense de Misserghin (Argelia) que obtuvo esta fruta mediante el cruce de naranjo amargo con mandarino.