Actualizado 24/09/2009 15:28

Innova.- La UMU comprueba la viabilidad de usar harina de galleta en pienso para la alimentación de pollos

La harina de galleta puede mezclarse con el pienso tradicional hasta conformar el diez por ciento del total

MURCIA, 24 Sep. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del grupo de Nutrición y Alimentación Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia (UMU), han comprobado la viabilidad de alimentar a los pollos con pienso y cereales tradicionales mezclados con harina de galleta, es decir, material procedente del reciclado de productos para consumo humano, como dulces y productos de panificación, confitería y aperitivos.

En concreto, la UMU constató que el pienso puede llegar a contener hasta un siete por ciento de harina de galleta "sin variar la calidad del gránulo, sin repercutir en el crecimiento de los pollos o digestibilidad del pienso", según informó a Europa Press la investigadora principal de este grupo científico, Fuensanta Hernández.

La harina de galleta es un subproducto de la industria alimentaria, procedente del reciclado de productos para consumo humano cuyo componente base es la harina de trigo y puede ser considerada una fuente de energía, "dado su elevado contenido en carbohidratos digestibles y mayor contenido en grasa que los cereales", explicó la investigadora.

La reutilización de estos residuos de alimentos humanos es una práctica que ya está "bastante extendida en las granjas para su uso en piensos de pollos y cerdos", y resulta interesante "tanto por su revalorización como alimento animal como por eliminar el problema de su gestión, una vez desechados y caducados para el consumo humano", añadió Hernández.

Además, los resultados de la investigación "fueron positivos, ya que el pienso resultante de la mezcla con harina de galleta es el adecuado, el animal crece bien, y sobre todo, repercute en la calidad del grano, porque tiene la dureza, las dimensiones y las características organolépticas indicadas para que el pollo los acepte y los digiera con normalidad", explicó la investigadora.

Y es que los animales "son selectivos a la hora de escoger lo que comen", y las aves "eligen su alimento, fundamentalmente, por el tamaño del grano, que les gustan grandes y con una dureza determinada: si son muy duros o muy blandos pueden tener problemas de digestión o apetecibilidad". De esta forma, hay que darles el pienso "de una manera que sea apetecible", corroboró la investigadora.

La harina de galleta "aporta dureza al gránulo, que fue bien aceptado por los animales y los resultados fueron bastante positivos", según Hernández, se trata de un subproducto "muy interesante, porque la calidad sanitaria está garantizada y la calidad nutritiva también".

SUBIDA DEL PRECIO DEL CEREAL

Al respecto, explicó que la harina de galleta es un recurso que ya está extendido y que hay empresas que se encargan de recoger estos subproductos y residuos de bollería y los reciclan.

Para garantizar la calidad sanitaria, estas mismas empresas se encargan de tipificar el material resultante, que es muy heterogéneo porque puede contener pan de molde caducado, galletas de merienda o restos de confiterías. Además, las empresas también se encargan de su procesado para estandarizarlo en cuanto a componentes nutricionales, de forma que tenga la misma energía y proteínas.

El resultado es poner en el mercado un producto "que en los últimos años ha resultado muy interesante, fundamentalmente por el elevado precio al que los cereales habían llegado, lo que motivó la búsqueda de productos alternativos como este", determinó.

No obstante, dijo que el pienso con harina de galleta "no es barato, y resulta, incluso, un poco más caro que el cereal". Sin embargo, cuando los cereales subieron de precio "lo hicieron tanto que se situaron por encima, y este subproducto tiene otras bondades que lo hacen atractivo, como más energía y más grasa, porque las galletas y demás tienen más grasa que el cereal de origen".

Para averiguar la viabilidad del producto, los investigadores contrastaron piensos que llevaban estos subproductos con otros que no lo llevaban, y se los dieron a comer a pollos en crecimiento entre los 21 y 42 días de edad. Como conclusión, determinaron que la harina de galleta "puede ser una alternativa interesante a los componentes tradicionales del pienso, como los cereales".

En cuanto a la repercusión en la calidad para el consumo humano de la carne de pollo que se ha alimentado con este pienso, Hernández explicó que "no se observa un efecto perjudicial, sino que el pollo es exactamente igual, después de analizar la canal". "Eran exactamente iguales, e incluso parece que los pollos alimentados con harina de galleta tenían un filete de pechuga más grande".

"Nosotros medimos el rendimiento a canal y peso de las partes nobles, como la pechuga y muslos, y vimos que tenían el mismo tamaño, no hubo ningún problema ni diferencia", precisó. Por otro lado, los rendimientos no fueron afectados por los piensos experimentales, aún cuando el nivel de harina de galleta empleado en esta prueba del siete por ciento fue superior al máximo recomendado por la Fundación Española para el Desarrollo de la Nutrición Animal (FEDNA). Tampoco hubo diferencias significativas en la digestibilidad ileal del pienso.

En cualquier caso, estudios previos señalan que las muestras de harina de galleta "deberían ser controladas constantemente por la industria de los alimentos compuestos para determinar el valor nutritivo correcto empleado en la formulación de los piensos".