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Alfonso L.Z, Entrenador De La Alberca - EUROPA PRESS
MURCIA 23 May. (EUROPA PRESS) -
Alfonso L.Z, el entrenador de fútbol de equipos infantiles y juveniles, vecino de la pedanía murciana de La Alberca, ha reconocido los hechos que le imputa el Ministerio Fiscal y la Acusación Particular de abusos sexuales a menores y de tener y elaborar videos de pornografía infantil.
El juicio, celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia, ha quedado visto para sentencia una vez que el procesado, de nacionalidad española, ha reconocido íntegramente estos hechos, cometidos desde noviembre del año 2000 hasta febrero de 2010, cuando fue detenido.
El fiscal ha pedido 10 años y un día de prisión por un delito continuado de abuso sexual, cinco años de cárcel por un delito de confección de material pornográfico utilizando a menores de 13 años, en el que quedaría integrado el de tenencia de pornografía infantil, y dos años, seis meses y un día de prisión por un delito continuado de abuso sexual.
Asimismo, deberá indemnizar a la primera víctima con 90.000 euros y a la segunda con 6.000 euros. La acusación particular se ha adherido a la petición del fiscal, que ha sido aceptada por la defensa.
El abogado de la acusación particular, Víctor Zafra, ha puntualizado, al término de la vista oral, que no se ha llegado a ningún acuerdo porque "no se produce ninguna conformidad, de hecho en un proceso sumarial como en el que se está no cabe esta fórmula".
"Lo que se ha producido ha sido un reconocimiento de hechos por parte del procesado en cuanto a la calificación expresa del Ministerio Fiscal y, por lo tanto, en ese sentido se aplican todas las penas legales", ha explicado. Es decir, "no se ha beneficiado de ningún atenuante de ningún tipo", ha incidido.
Para el letrado, este juicio supone "que han quedado totalmente acreditado los hechos tal cual fueron denunciados por mi representado".
Zafra ha recordado que la pena solicitada asciende a 17 años, 6 meses y 2 días de prisión con las accesorias legales, así como el pago de las responsabilidades civiles. A este respecto, ha señalado que "las indemnizaciones, por muy altas que fueran, nunca van a poder reparar el daño causado".
El letrado apunta que "a nivel jurídico se ha hecho lo que se tenía que hacer, de hecho se ha conseguido lo que la ley exige en este tipo de casos". No obstante, considera que "nunca se va a poder reparar el enorme daño causado a un niño que ha perdido nueve años de su infancia".
RELATO DE LOS HECHOS
Los hechos comenzaron en noviembre del año 2000, cuando el acusado, sin antecedentes penales, aprovechándose de la amistad que le unía con las padres de su primera víctima y ser el entrenador del hermano de ésta, comenzó a realizar tocamientos cuando se encontraba en la casa de los padres del menor, en el barrio murciano de Santiago el Mayor.
Posteriormente, el menor se cambió de domicilio y pasó a vivir en la pedanía murciana de La Alberca, por lo que el acusado compró un dúplex próximo a dicha vivienda con la intención, según el escrito del fiscal, de continuar con sus actos.
Cuando el menor cumplió entonces diez años y aprovechando que iba a casa de Alfonso a jugar al ordenador, los tocamientos pasaron a masturbaciones, advirtiendo el acusado que no dijera nada a sus padres de lo ocurrido.
Unos contactos sexuales, tanto activos como pasivos, que se sucedieron a lo largo de los años hasta febrero de 2009, cuando la víctima comenzó a su salir con su novia, que fue la persona que le recomendó que debía denunciar los hechos. Precisamente, una noche que estaba con ella observaron salir de la casa del acusado a un menor, de unos 9 ó 10 años, al que le podía estar haciendo lo mismo.
De hecho, resultó ser un menor de 9 años que iba a su casa a jugar con la video-consola y otros juegos, momento en el que el acusado aprovechaba para someterlo a tocamientos advirtiendo, igualmente, que no dijera nada a sus padres. Estos hechos se sucedieron hasta febrero de 2010.
Finalmente, Alfonso L.Z. fue detenido y en el registro de su domicilio, la Policía halló numerosos vídeos y fotografías con pornografía infantil, así como varias grabaciones realizadas por el propio Alfonso de los encuentros sexuales llevados a cabo con la primera de sus víctimas fechados desde primeros de 2004.