El acusado de asesinar a un sordomudo tirándolo a las vías del Metro de Barcelona incrimina a otro hombre

Europa Press Nacional
Actualizado: lunes, 29 septiembre 2008 16:35

BARCELONA 29 Sep. (EUROPA PRESS) -

El acusado de asesinar a un vendedor de cupones de la Once sordomudo tirándolo a las vías del Metro cuando entraba un convoy en la estación de Navas rompió hoy su silencio, en el primer día del juicio con tribunal popular que se celebra en la Audiencia de Barcelona. El procesado dijo ser inocente e incriminó a otro individuo como el auténtico autor del crimen.

"Llevaba perilla, era más o menos igual de alto que yo y tenía el pelo corto", explicó el procesado, David Z.G., un barcelonés de 29 años que padece esquizofrenia, que reconoció que no pudo fijarse "demasiado" en su aspecto porque el hombre lo amenazaba con un cuchillo y todo ocurrió en cuestión de segundos.

Según la versión del procesado, cuando ocurrieron los hechos, poco después de las 15 horas del 21 de febrero de 2007, estaba fumándose un porro de hachís "tranquilamente" en un banco frente a la entrada de la estación del Metro de Navas de la Línea 1, cuando salió un hombre "muy alterado y con mucha prisa" y se dirigió a él.

Amenazándolo con un cuchillo, le obligó a ponerse su chaqueta y le dio su mochila antes de irse corriendo. Instantes después, cinco personas salieron corriendo del Metro y empezaron a gritar, y él, asustado, intentó huir "por inercia".

Cuando el grupo de gente le rodeó y empezó a acusarle de haber tirado a un hombre a las vías del tren, el procesado entendió por qué ese hombre --del que se desconoce el nombre y que no ha sido localizado-- le había dado la chaqueta. Los Mossos d'Esquadra llegaron poco después y explicó lo ocurrido, aunque posteriormente se negó a declarar ante la Policía catalana y el juez instructor.

David Z.G. dijo que no recuerda "cosas" y que oye voces a causa de la esquizofrenia --enfermedad que padece parte de su familia, según explicó-- y del consumo de alcohol y drogas. Sin embargo, a preguntas del fiscal, negó haber bajado al andén ni haber tenido la intención de hacerlo en aquel momento, aunque había estado allí antes y se disponía a bajar más tarde.

El imputado --con siete antecedentes por robos, atracos y atentados a la autoridad-- dijo que hacía dos días que dormía en la calle, cerca de la cárcel Modelo, y almorzaba en un comedor social del barrio de Navas. También explicó que ingresó en reiteradas ocasiones en centros psiquiátricos debido a su enfermedad y que ahora está en el módulo psiquiátrico de la prisión Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona).

La Fiscalía pide que se le condene a 17 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía con la agravante de disfraz --pues el asesino actuó con parte de la cara cubierta por la capucha de su chaqueta-- y la atenuante de alteración psíquica por la esquizofrenia indiferenciada con rasgos desadaptativos de la personalidad que padece.

Sin embargo, la familia de la víctima --que se ha personado como acusación particular-- entiende que no concurre dicha atenuante en base al informe que encargó a un catedrático en Psicología y que sostiene que David Z.G., si bien contaba con antecedentes psiquiátricos, tenía intactas sus capacidades mentales cuando arrojó a Joaquín A., de 52 años, a las vías del tren.

Es por ello que el letrado pide una condena de 20 años de prisión y una indemnización de 125.000 euros a la hija de la víctima --frente a los 120.000 que pide la Fiscalía--. A su entender, Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), empresa municipal que gestiona el Metro, debería afrontar subsidiariamente el pago de la compensación por no haber tomado ninguna medida de seguridad en el acceso a la estación.

El abogado de David Z.G. solicita la libre absolución de su cliente, ya que, según su versión, no fue él quien empujó a Joaquín A. cuando éste esperaba el tren para regresar a los alrededores de la avenida de Madrid, en el barrio de Sants, donde vendía cupones. En caso de que el tribunal emita un veredicto de culpabilidad, pidió que se le condene a siete años de internamiento en un centro psiquiátrico.

Tras la declaración del acusado, la magistrada presidente suspendió la primera sesión del juicio hasta mañana por la mañana, cuando está previsto que declaren los mossos d'Esquadra que participaron en la detención y la investigación, así como de varios usuarios del Metro que presenciaron los hechos.

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