El acusado por el atropello de Monte dice que el coche se le fue de manera "anormal" y no pudo controlarlo

Actualizado: jueves, 21 febrero 2008 16:38

La fiscal le acusa de "probar" el coche "rápido y despistado", y la defensa dice que estaban "dando una vuelta, no emulando a Alonso"

SANTANDER, 21 Feb. (EUROPA PRESS) -

El acusado del atropello mortal que el pasado 9 de febrero costó la vida a un matrimonio en Monte explicó hoy en el juicio oral que perdió el control del vehículo porque se le fue de manera "anormal" y no fue capaz de enderezar el rumbo. Reconoció que superaba el límite de velocidad, pero matizó que no iba "deprisa" o "excesivamente rápido", sólo a "algo más" de 50 kilómetros por hora. Además, cree que la calzada estaba mojada en la curva en la que perdió el control.

En su declaración en el Juzgado de lo Penal número 1 de Santander, A.C.G., chapista de profesión y vecino también de Monte, como los fallecidos, aseguró que ha "repasado" los hechos "mil veces", y señaló que sucedió algo que se le "escapa". Pero sobre todo, dejó claro su pesar por lo ocurrido.

De hecho, recalcó que si hubiera visto a los dos peatones habría dejado que el coche se fuera para el otro lado en lugar de tratar de enderezarlo y lamentó no haberse chocado contra una columna que había en el lugar, en vez de arrollar al matrimonio. "Fatalmente la pasé muy cerca (la columna). Podía haberme chocado con ella...", lamentó.

En su relato de los hechos, el procesado, que se enfrenta a una petición fiscal de dos años y nueve meses de prisión, explicó que esa tarde estaba en su jardín, con intención de ir a echarse una siesta, pero el novio de una de sus hijas, que llegó a la casa con un coche comprado "uno o dos" días antes, le animó en un momento dado a "dar una vuelta".

El hombre, que lleva 27 años trabajando en el sector de automoción, tomó entonces el coche, un mercedes de tracción trasera que pesa 2.000 kilos. Pasaron por un cruce, en el que redujo a segunda porque tiene "muy poca visibilidad", y entraron después en la curva, en la que notó que el coche "se iba un poco de atrás". Cree que el asfalto podía estar "mojado" porque, aunque a esas horas ya se había disipado, había habido niebla.

Sin embargo, aunque en las fotos del atestado se aprecian unas manchas de distinta tonalidad en el suelo, uno de los policías recalcó que era barro seco y que la trayectoria del vehículo ni siquiera pasó por esa zona, mientras el otro agente añadió que era "suciedad, como pegotes", porque es "una zona agrícola" y "podía haber cualquier cosa".

IMPOSIBLE DE CONTROLAR.

A partir de ese momento el conductor recuerda que intentó enderezar el coche, pero no sabe precisar la velocidad a la que iba o si llegó o no a poner tercera, porque no miró el cuentakilómetros. "En el momento en que empezó a deslizarse me intenté hacer con él, pero me fue imposible", apuntó.

Al matrimonio no lo vio hasta que lo arrolló y no recuerda dónde quedaron los cuerpos. "Lo único que hacía era atender a los peatones", explicó. Según consta en el atestado el coche recorrió 14 metros hasta quedar parado en un prado y los cuerpos de los dos peatones quedaron delante de él.

El acusado negó que en el momento de perder el control del coche estuviera distraído por un ruido que había escuchado en el vehículo, ya que, si bien lo notó, no quitó la mirada de la carretera.

La Fiscalía sin embargo insistió en este asunto, entre otras cosas porque el copiloto señaló que el procesado "se distrajo con algo", una declaración que el testigo matizó ante las preguntas de la defensa, lo que le llevó a explicar que no vio que el conductor mirara hacia otro sitio, sino que estaba "tratando de enderezar" el coche. La propia jueza tuvo que pedir aclaraciones al testigo.

VELOCIDAD Y TRACCIÓN.

Mientras la fiscal se agarra a ese supuesto despiste y al exceso de velocidad para sustentar su acusación, la defensa apela en cambio a la supuesta humedad de la calzada y a la tracción trasera del coche, puesto que este tipo de vehículos son más difíciles de manejar cuando se pierde el control, según apuntaron tanto el acusado como los policías.

Respecto a la velocidad, las declaraciones de los policías locales que realizaron el atestado del accidente corroboran que al entrar en la curva en la que perdió el control el hombre no podía conducir a más de 60 kilómetros por hora, porque de lo contrario "se habría ido de frente". Ellos mismos lo han probado con vehículos policiales, aunque no de tracción trasera.

En el momento que arrolló a los peatones estiman que podía circular a unos 75 km/h, ya que los restos de goma de neumáticos hallados en la calzada parecen indicar que, tras perder el control en la curva, aceleró para evitar caer en la cuneta. En el suelo, según los agentes, no quedaron huellas de frenada.

"NEGLIGENCIA Y DESPREOCUPACIÓN".

Finalizadas las declaraciones del imputado, el testigo y los agentes de la Policía Local, las partes elevaron a definitivas sus conclusiones y la fiscal ratificó su petición de dos años y nueve meses de cárcel por dos delitos de homicidio por imprudencia grave.

A su juicio, el acusado conducía "rápido, absolutamente despistado, desatento" y "probando" el vehículo. Consideró que actuó de forma "censurable e irreflexiva" y el resultado de su "despreocupación" fue una "negligencia". Recordó que el propio testigo apuntó que entraron "fuerte" en la curva y el acusado admite que es vecino de Monte, conoce la carretera, sabe de la limitación de velocidad y de la existencia de esa curva.

A ello se añade, en su opinión, que en lugar de frenar aceleró. "No hace nada de lo que podría hacer cualquier otro conductor por ese lugar, porque no iba a dar un paseo, iba a probar el vehículo. Y todos sabemos lo que supone probar un vehículo: acelerar, cambios de marcha...", añadió la fiscal, quien subrayó que el conductor actuó con "menosprecio evidente de las más elementales normas de cautela que cualquier conductor habría guardado".

"COMPADÉCETE DEL DELINCUENTE".

Frente a ello, la abogada defensora rechazó que el imputado estuviera "probando" el coche en los términos que defiende la Fiscalía. "Estaban dando una vuelta, no emulando a Alonso en un circuito. Conducía ligeramente por encima de lo permitido, no probando hasta qué velocidad llegaba", sentenció.

Según dijo, el conductor "hizo todo lo que pudo para controlar" el vehículo, aunque "lamentablemente no lo consiguió", y recalcó que lo que se juzga no es el resultado del accidente, que fue "gravísimo y fatal", sino la conducta del procesado. Y en este sentido, aseveró que no estaba "despistado", que "en absoluto" se puede hablar de conducción temeraria y que la velocidad, si bien superaba el límite legal, no era "excesiva ni llamativa".

Apeló además a una frase de Concepción Arenal: "Odia el delito y compadécete del delincuente", una máxima que, a su juicio, han comprendido los hijos de los fallecidos, como demuestra el hecho de que no se hayan personado en la causa como acusación particular. En esta línea, fuera ya de la sala de vistas, la abogada hizo público el agradecimiento de su defendido a la familia de las víctimas por su comprensión sobre lo sucedido.

Frente a la imputación por delitos de homicidio imprudente, la defensa dice que se trata de sendas faltas y pide multa de mes y medio con cuota diaria de diez euros. Y en el caso de considerarse delito por la jueza, pide que se aplique la pena mínima, que sería de dos años en total, una pena con la cual no se llega a ir a la cárcel si no se tienen antecedentes. La familia de las víctimas, según explicó la abogada defensora, se reserva el derecho de pedir indemnizaciones por la vía civil.