MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los seis acusados de integrar una célula islamista radical que supuestamente financiaba al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) aprovecharon su turno de última palabra en el juicio que se ha seguido contra ellos en la Audiencia Nacional para proclamar su inocencia y condenar el terrorismo. Algunos reconocieron haber cometido robos, pero aseguraron que no tienen nada que ver con islamistas radicales.
El principal acusado, Fetthi Abdallah, comenzó su exposición ante el tribunal expresando su "total condena al terrorismo, sea en España o en Argelia". Abdallah reconoció que casi todos los acusados han hecho "cositas" como "mangoneos", pero insistió en que no ha financiado a terroristas. "Cuando me han pillado con las manos en la masa, lo he reconocido", afirmó.
Admitió que pudo haber tenido "una amistad peligrosa", en referencia a Abdelhakim Fekkar 'Hakim' --al que el fiscal sitúa como el creador de la célula y que se encuentra en busca y captura--, pero aseguró que se ha "informado" y que su amigo nunca se ha integrado en ninguna organización terrorista.
CASADO EN LA CATEDRAL DE RONDA
Salah Edinne Berkoun, que entregó al tribunal una "carta de condena y repudio" al terrorismo, reconoció que ha tenido problemas con la Policía, pero explicó que intentó rehacer su vida y se casó con una española "en la Catedral de Ronda, vamos, en una Iglesia".
Otro de los acusados, Faresh Merazka, que como Fetthi y Salah se encuentra en prisión provisional desde que se produjo la operación, entre diciembre de 2005 y junio de 2006, también aseguró no ser "practicante" del Islam, aunque es "musulmán de cultura" y dijo varias veces que no tiene "ninguna relación con el terrorismo".
Igualmente se desvinculó de los hechos Abdelfatah en Naji Chenaf, quien explicó que sólo es "coleccionista de joyas". "Es muy gordo para mí, me han arruinado la vida, estoy en tratamiento psicológico", afirmó.
Por su parte, Abdelkader Yettou explicó, como ya hizo durante los interrogatorios, que sólo le hizo el "favor" a un amigo, a Fetthi, de traerle un dinero desde Argelia e insistió en que su modo de vida no tiene nada que ver con la de un islamista.
"¿Cómo van a confiar en mí (los islamistas) si fumo drogas y bebo todos los días? Es imposible, señorías", defendió Yettou. Del mismo modo, aseguró que durante su estancia en prisión ha "trabajado". "¿Un fanático trabaja? Un fanático sólo está con el Corán, con su barba y sus pensamientos negativos", remachó.
"PAGANDO EL MARRÓN DEL 11-M"
El último en hablar fue Lahouri Naoum, quien leyó una declaración en la que explicaba que ni siquiera bajó él a Argelia el dinero que le envió Fetthi. "Tengo pruebas, pero la Policía ni siquiera las ha comprobado", lamentó, para después apuntar que quizás estén pagando "el marrón del 11-M".
La fiscal de la Audiencia Nacional Teresa Sandoval elevó ayer a definitiva su petición de penas de entre ocho y doce años y medio de cárcel para los seis procesados por los delitos de integración en organización terrorista, falsedad en documento oficial y receptación con fines terroristas.
Están acusados de formar parte de una organización que enviaba dinero, a través de transferencias, a la sección del GSPC que lideraba 'Abou Yahie el Haitam', "la más destacada en sus acciones sanguinarias" de todas las que integran el grupo salafista. Según la Fiscalía, la célula se formó tras coincidir cuatro de ellos en la cárcel de Topas, en Salamanca.
La denominada 'Operación Green' comenzó en diciembre de 2005 con la detención de siete personas, entre quienes se encontraban Fetthi Abdallah, Fares Merazka, Abdelkader Yettou y Lahouri Naoum Zenagui. Un mes después, en enero de 2006, se detuvo a Abdelfatah en Naji, alias 'El Checheno', mientras que Salah Edinne Berkoun, sobre quien pesaba una orden de búsqueda por esta operación, se entregó a la Audiencia Nacional en junio de ese mismo año.
La investigación comenzó después de que se detectara una serie de robos cometidos en el sur de España, especialmente en la provincia de Cádiz, que eran realizados "en tal forma que hacía pensar que eran ejecutados por las mismas personas y que podían responder a un entramado de financiación terrorista yihadista".