Una anciana de Toledo que fue a Madrid a la proclamación de Juan Carlos busca sitio desde ayer para ver a Felipe VI

De 71 años dice haber dormido frente a la Catedral de la Almudena y que estuvo en la boda de la Infanta Elena y el nacimiento de Leonor

MADRID, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -

Se llama Buenaventura Pérez, es de Toledo y tiene 71 años. Estuvo en Madrid con motivo de la proclamación en 1975 de Don Juan Carlos, durante cuatro días en Sevilla para presenciar la boda de la Infanta Elena e hizo guardia junto a los periodistas en el hospital cuando nacieron las Infantas Leonor y Sofía. Según explica a Europa Press, lleva desde ayer buscando sitio para ver al recién proclamado Felipe VI.

"Llegué ayer en autobús desde Toledo a las diez de la noche y desde que llegué estoy buscando sitio, pero la Policía me echa de todos los lados", relata a las 16.30 frente al Teatro Real, a apenas 500 metros del Palacio Real, su objetivo. No obstante, la Plaza de Oriente y los alrededores del Palacio están ya tomados por la Policía que ha cortado todos los accesos salvo el de la calle Requena.

Buenaventura Pérez apenas porta una bandera de España enrollada y una maleta. "¿En la maleta? Hijo, el traje regional de Toledo llevo para mañana", dice visiblemente cansada de caminar. Asegura haber pasado la noche en las escaleras de la Catedral de la Almudena.

Su afición por la familia Real data de hace muchos años. "Cuando Juan Carlos aún era Príncipe vino a una inauguración a Toledo, me gustó mucho y desde entonces he estado en todas partes y el otro día me grabaron un video con ellos en Toledo". Buenaventura Pérez tiene dos hijos, uno de ellos vive en Sevilla. "¿Qué me van a decir?, ¡pues nada!".

Afirma que le envió un fax a la Casa Real para poder asistir a la proclamación, pero no confirma si su comunicación obtuvo respuesta. Preguntada acerca del debate entre monarquía o república, asegura que ese tema le parece "muy mal" y pide que esté "todo el mundo unido".

"Ya estoy otra vez aquí", le dice a un agente de Policía que custodia una de las barreras establecidas para impedir el acceso a la Plaza de Oriente y con el que ya parece haber hablado antes. De modo amable, el policía le explica "otra vez" que por ese punto no se puede acceder y se queda discutiendo con él.

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