SANTANDER 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Juzgado de lo Penal número 3 de Santander ha condenado a un año y seis meses de prisión a un hombre que distribuyó por el municipio de Suances escritos en los que imputaba a un técnico municipal del Ayuntamiento comportamientos pederastas.
La sentencia, hecha pública hoy, impone también al procesado una multa de 160 euros, el abono de las costas procesales --incluidas las de la Acusación Particular-- y el pago de una indemnización total de 6.116 euros a la víctima, técnico de deportes del Ayuntamiento de Suances, por los daños y perjuicios morales causados por un delito continuado de amenazas y calumnias graves con publicidad y por una falta, también continuada, de daños materiales.
La sentencia considera probado que Miguel P.M. "con claro ánimo de menoscabar el buen nombre y la reputación" e "intimidar" al denunciante, diseminó durante más de cinco meses por las poblaciones de Suances e Hinojedo fotocopias de un centenar de escritos confeccionados "de su puño y letra" con contenidos injuriosos y expresiones para "desacreditarle y deshonrarle" y "con el ánimo de imputarle un delito de corrupción de menores" y "un comportamiento pederasta".
Así, en las fotocopias --de las que llegaba a dejar más de 20 copias de cada escrito-- que se repartieron en más de ocho ocasiones, entre el 29 de abril de 2005 y el 7 de abril de 2006, el acusado llamaba "cerdo y pederasta" al agredido a quien amenazaba incluso de muerte con expresiones tales como que le "va a quemar vivo, que tenga cuidado, que le tiene a tiro y que lo va a pasar muy mal".
Los hechos, motivados según la sentencia por la creencia errónea de Miguel P.M. de que su hija de 27 años mantenía una relación sentimental con el técnico municipal no consentida por él, son constitutivos de un delito continuado de calumnias graves propagadas con publicidad ya que fueron repartidas en lugares de afluencia de personas tales como los alrededores del pabellón deportivo de Hinojedo, y en las paradas de autobús situadas junto al propio pabellón, frente a la gasolinera de Suances, y las paradas de la Caraba y del centro cultural de San Saturnino.
Asimismo, a Miguel P.M. --que en su declaración ante el juez reconoció haber escrito y difundido los pasquines y mostró, además, su arrepentimiento-- se le imputa el delito de una falta continuada de daños por pinchar las ruedas del coche del técnico de deportes en tres ocasiones --diciembre 2005, abril 2006 y junio 2006-- por lo que deberá abonar al agredido la cuantía de 116 euros correspondientes al coste derivado de la reparación del daño causado.
El Juzgado de lo Penal número 3 de Santander le atribuye la autoría de esta falta porque en las fotocopias distribuidas hace referencias al vehículo del técnico municipal, porque las fechas de los daños coinciden con la época de las amenazas y, fundamentalmente, por una cinta de video obtenida tras la instalación de una cámara en el coche del ofendido donde se percibe "claramente y con total nitidez" que el acusado, tras medorear alrededor del vehículo, se agacha y posteriormente se va del lugar "sin dar una explicación suficiente de su conducta".
La sentencia concluye que de los hechos se desprende "inequívocamente" un daño moral por el sentimiento de dignidad lastimada, el desprestigio, la deshonra o el descrédito consecutivo a la calumnia.
Además, el fallo judicial destaca no sólo la gravedad de las ofensas sino su "evidente publicidad" por dos localidades pequeñas donde el perjudicado es persona conocida. Ello, unido al carácter dilatado en el tiempo de las ofensas, evidencia el "claro perjuicio" que tienen los hechos para un entrenador deportivo por su evidente relación con los niños y jóvenes, lo que justifica el importe de la indemnización de 6.000 euros solicitada por el Ministerio Fiscal.
Finalmente, se considera probado que el técnico de deportes sufrió, a raíz de los hechos y además del descrédito social, graves problemas de insomnio y ansiedad, por lo que tuvo que medicarse.