MADRID, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
El coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, ha manifestado este viernes que en el hipotético caso de que se convocara una huelga general, ésta debería hacerse antes de que la reforma laboral sea aprobada por el Parlamento. Ha argumentado que se trata de impedir la reforma porque el paro "no es un fin en sí mismo".
Lara, tras entrevistarse con los secretarios generales de CC.OO. y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, ha dicho que a nadie le gustan las huelgas generales, contra el "estereotipo" de que los de izquierdas están "locos por las huelgas generales". Además, ha considerado que en este momento hay que "hacer pedagogía" y esperar a que el Gobierno "coja el mensaje".
Según Lara, si hay que llegar a la huelga general será porque el Gobierno haga "oídos sordos" a sindicatos y otras formaciones políticas. En ese caso, considera que la huelga general debería convocarse antes de que la reforma laboral se apruebe en el Parlamento, porque "de lo que se trata es de impedir la reforma laboral, la huelga no es un fin en sí mismo".
Así, ha manifestado que su partido intentará parar en la calle lo que no puede parar en el Parlamento, en referencia a la reforma laboral, por eso ha trasladado a Fernández Toxo y Cándido Méndez el apoyo de la coalición a todas las movilizaciones que convoquen.
"Lo que no vamos a poder parar en el Parlamento vamos a intentar pararlo en la calle con la movilización pacífica y serena", ha declarado Lara en una comparecencia ante los medios al término de la reunión que él mismo había solicitado con el objetivo de manifestar a los sindicatos su "disposición a apoyar todas las movilizaciones que convoquen".
Según Lara, la gente ha perdido el miedo a salir a la calle, porque ahora tiene miedo a perder el empleo. De hecho, ha advertido de que "nadie está seguro en su puesto de trabajo, incluidos los trabajadores de las empresas públicas", al tiempo que ha afirmado que los que supone la reforma es un "mercado libre de contratación", donde "el poder se queda en manos del empresario y el trabajador se queda sin poder para defender su fuerza de trabajo y un salario que le permita vivir con dignidad".
"Están intentando algo que no van a conseguir, que es enfrentar a los hijos con los padres", ha manifestado Lara, para quien esta reforma laboral no sólo no va a crear empleo sino que va a destruir puestos de trabajo, y augura que a finales de 2012 habrá cerca de seis millones de parados. Asimismo, ha denunciado que "se pretende sustituir empleo relativamente estable por precariedad".