SANTA CRUZ DE TENERIFE 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
Seis años después de las inundaciones del 31 de marzo de 2002, aún no se han entregado todas las viviendas a las familias que perdieron sus casas. Los afectados siguen, en su mayoría, en casas alquiladas por el Ayuntamiento.
Las familias de los barrios de La Alegría, Valleseco, La Salud y Los Lavederos siguen esperando a que el Ayuntamiento de Santa Cruz concluya los trabajos para volver a tener una casa, según explicaron algunos de los afectados a Europa Press, es más, en el caso de Los Lavaderos el proyecto para las nuevas casas está en fase de revisión después de que los vecinos manifestaran que no querían un edificio de tres plantas, sino de dos.
El Domingo de Resurreción de 2002, a media tarde, una nube se paró en el entorno de Anaga y descargó en entre las 15.00 y las 18.00 horas un total de 224 litros por metro cuadrado que arrastraron coches, piedras y desbordaron barrancos que en muchos casos estaban ocupados. En total seis personas perdieron la vida, entre ellas, una niña en el barrio de Los Lavaderos.
En apenas dos semanas, la ciudad volvía a lucir su aspecto habitual, sin embargo, más de 150 familias se habían quedado sin una vivienda.
Desde la corporación municipal como el Gobierno de España se inició un plan de compensación que incluía indemnizaciones para pérdidas materiales (los cheques comenzaron a entregarse apenas seis meses después, en septiembre de 2002) y la construcción de nuevas viviendas lejos de las laderas sobre las que el agua dejó ruinas.
Para ello, el Ayuntamiento de Santa Cruz buscó suelos en los barrios afectados para no "sacar" a las gentes de su entorno, explicaban los políticos. La construcción de las viviendas se ha ido haciendo de manera progresiva, pero todavía hay obras a medias.
Así las 54 viviendas en el barrio de Los Lavaderos están pendientes de conclusión y una partida de seis en el barrio de Valleseco. El caso de Los Lavaderos es el más significativo porque fue uno de los barrios más perjudicados y en donde más ha costado encontrar un suelo ya que es un barrio colmatado de viviendas en zonas de ladera, por lo que el Ayuntamiento compró al otro lado del barranco para construir un edificio de unas 40 viviendas donde se alojarían las familias que faltaban.
El proyecto inicial se redactó pero fue rechazado por los vecinos, por lo que fue modificado.
En cuanto a las viviendas entregadas, se han hecho efectivas las del barrio de San Andrés, en donde se alojaron a unas 21 familias afectadas y las de Barranco Grande de las que se benefició una decena de familias.