BARCELONA, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Generalitat, José Montilla, defendió hoy una idea de Cataluña "que no necesita quemar nada para hacerse valer", en alusión a las quemas de fotos de los Reyes de los últimos días, y abogó por una sociedad "respetuosa con todas las instituciones, con todos los símbolos y con todas las leyes del ordenamiento jurídico".
En el discurso de su primer debate de política general, Montilla definió el debate político actual en la dicotomía entre "una Catalunya conservadora", que consideró como "un billete a la decadencia", y "una Cataluña progresista", de la que dijo que "no es tan confortable, porque exige trabajo y riesgo", pero "es la que puede garantizar el bienestar colectivo".
Montilla abogó por una "Cataluña positiva, optimista y emprendedora", que "ya ha aprendido que la queja, el lamento por lo que podría haber sido y no ha sido, y el gesto antipático, no ayudan a avanzar".
Una Cataluña que "quiere decidir sobre sus intereses colectivos, a través de las instituciones de autogobierno propias y participando al máximo posible en las instituciones políticas españolas y europeas que conforman nuestro marco político", destacó Montilla, abogando por que "las instituciones de autogobierno" no supongan "un freno" del esfuerzo colectivo.
Montilla aseveró que es "desde estas perspectivas" desde las que el Gobierno catalán quiere "orientar el despliegue del Estatut, más allá del estricto cumplimiento de las previsiones jurídicas" y "es en esta perspectiva" que busca "el diálogo y el acuerdo social y político en los grandes temas de país", a través de los grandes pactos nacionales.
El presidente catalán aseguró que "la idea de Cataluña latente en la acción de Gobierno" parte de la sociedad catalana actual, que definió como "diversa y plural", y no de "parámetros del siglo pasado" o "designios dirigistas hacia una sociedad utópica".
Así, propuso un "proyecto nacional" basado en "un conocimiento y respeto profundo de la sociedad catalana tal como es", y que, para Montilla, pasa por una sociedad "orgullosa de sus raíces y de su identidad lingüística y cultural", además de "abierta a nuevas voces y segura de su futuro".
Montilla abogó también por huir "del dilema excluyente entre Cataluña y España", apostando por "una convivencia harmónica y justa" en "un horizonte compartido con los pueblos de España" que va hacia Europa. "Porque la ambición colectiva de autogobernarnos ha de comportar la capacidad de decidir a través de nuestras instituciones y a través de la influencia en las instituciones españolas y europeas", afirmó.
"FALSA ELECCIÓN" CASTELLANO-CATALÁN.
Del mismo modo, rechazó la "falsa elección entre castellano y catalán" y reclamó que se haga de la "riqueza lingüística un activo para la defensa e impulso del catalán y un estímulo para el trilingüismo".
"Hemos de tener el coraje de ser libres para imaginar nuestro futuro y eso significa ser suficientemente valientes para librarnos de nuestra imagen idealizada", afirmó Montilla, y consideró que Cataluña volverá a ser "admirada" cuando supere "la Cataluña acomplejada, de la queja permanente y del mal humor".
Montilla remarcó la "pluralidad" social catalana en términos "de diversidad étnica, variedad religiosa, heterogeneidad social y disparidad política" y consideró que "es en esta sociedad plural en la que hemos de proyectar nuestro legado histórico y cultural para encontrar la manera de asegurar su transcendencia en unas nuevas condiciones históricas".
El presidente catalán subrayó los valores de "libertad y democracia", de "esfuerzo y mérito", como los principales de la sociedad catalana, que definió como "justa y social" y "acogedora, integradora y convivencial, dispuesta a abrir sus puertas a todo el mundo que se comprometa con los valores democráticos".
"NORMALIDAD POLÍTICA" FRENTE A LOS "FALSOS DILEMAS".
Montilla desgranó algunos "falsos dilemas ideológicos" que, a su entender, se producen en la sociedad catalana. "No vamos a ninguna parte si perdemos el tiempo enredados en falsos dilemas. No se trata de elegir entre libertad e igualdad" o entre "derechos y deberes" y tampoco "podemos elegir entre identidad y globalización" o "entre competitividad y bienestar", señaló.
Para deshacer estos dilemas, Montilla propuso la "opción de progreso" frente a la conservadora, convencido de que "persistir en estos dilemas lleva a un callejón sin salida", y ofreció una acción de Gobierno que trate de "encontrar el punto medio entre timidez y temeridad".
Expresándose partidario de "la normalidad política", destacó su propósito de generar una acción de gobierno "conceptualmente ordenada" y "racionalmente ejecutada" para la "consecución de los objetivos sociales y nacionales más ambiciosos".