VALLADOLID, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
El abogado defensor de Eugenio R.R, el vallisoletano de 55 años que reconoció que mató a su ex mujer la madrugada del día 1 de marzo de 2006, descuartizó su cadáver y lo arrojó dentro de dos bolsas de deporte al río Pisuerga, se vio obligado finalmente a modificar su escrito de conclusiones, en el que sorprendentemente pedía en un principio una sentencia absolutoria, y, ante la evidencia de las pruebas en su contra que establecen que era plenamente consciente de sus actos, elevó a diez años la petición de pena para su patrocinado como autor de un delito de homicidio.
Fue la modificación más sustancial experimentada en los escritos de calificación provisional de las partes personadas en el juicio con jurado popular que se celebra desde hace seis días en la Audiencia de Valladolid, toda vez que el fiscal y la abogada del Estado mantuvieron sus peticiones de 15 años por homicidio y las dos acusaciones particulares, en representación de los cuatro hijos del matrimonio, se reafirmaron en los 20 años de pena por delito de asesinato, con la particularidad de que estas últimas incluso retiraron la solicitud alternativa que les alineaba con las dos primeras partes acusadoras.
El defensor, que entiende que en los hechos concurren las atenuantes de confesión y de haber obrado por causas o estímulos que pudieron provocar un estado de arrebato, junto con la agravante de parentesco, mantuvo sin embargo la versión de que Benita del Valle murió aquella madrugada en el domicilio conyugal de la calle Mirlo de Valladolid estrangulada entre las manos de su ex marido, con quien compartía la vivienda pese a contar ambos con una sentencia de divorcio.
La muerte por estrangulamiento, que no por acuchillamiento, es la que Eugenio R.R. ha venido sosteniendo desde un principio y a la que se sigue aferrando más como una cuestión de tipo personal, al menos con el propósito de demostrar que en este detalle no mintió a sus cuatro hijos, hoy su principal preocupación. Y es que, tras matar a su madre, fingió que la víctima se había marchado de casa y les mantuvo engañados durante casi dos meses, hasta que finalmente se entregó ante la policía.
Por contra, el Ministerio Fiscal y resto de acusaciones desecharon la tesis de la muerte por estrangulamiento basadas en la abundante prueba pericial aportada durante el juicio, tanto la procedente del Instituto Nacional de Toxicología como la ofrecida por los forenses adscritos a los juzgados de Valladolid, que señala como causa de la muerte la herida por arma blanca de 3,7 centímetros de profundidad, posiblemente ocasionada con un cuchillo de cocina, que la víctima recibió en el lateral izquierdo del cuello y que le seccionó la vena tirolingual.
"BENITA NOS HABLA A TRAVÉS DE SU CUERPO".
La referida lesión, sufrida en un momento muy próximo a la muerte de la víctima, se produjo en una zona muy vascularizada y suficientemente importante para causar el óbito, coincidieron todas las acusaciones, que entre las pruebas de que así fue incluyeron también los restos de sangre aparecidos en distintas partes de la vivienda, "incompatibles con una muerte por estrangulamiento", precisó la fiscal.
"Benita nos habla a través de su cuerpo", fue la gráfica frase elegida por la acusación pública a la hora de fundamentar que los complejos análisis practicados a los restos de la fallecida, que fueron apareciendo en mayo de ese año en distintas partes del río, vienen a descartar que la muerte se produjera por estrangulamiento.
Las acusaciones también consideraron acreditado que cuando se produjeron los hechos el procesado "era plenamente consciente de sus actos, sabía lo que hacía y quería hacerlo", ya que el trastorno ansioso de la personalidad detectado a Eugenio R.R. hace 20 años y que le incapacitó laboralmente no atenuó ni siquiera levemente su capacidad de discernir entre el bien y el mal.
Menos unánimes se mostraron las acusaciones respecto de la calificación del delito, homicidio en opinión del fiscal y abogada del Estado y asesinato en el caso de las acusadores particulares. Las primeras no entienden que hubiera alevosía y creen que la víctima pudo defenderse, aunque fuera dejando unos leves arañazos en el cuello de su verdugo, mientras que las letradas que representan a los hijos sostienen que Eugenio R.R. se aseguró el resultado de su acción e incluso falseó las pruebas, pues sostienen que los arañazos se los causó él mismo para despistar.
"LEGITIMADO PARA ENTROMETERSE EN SU VIDA".
Las acusaciones también coincidieron al señalar que la fatídica discusión iniciada esa madrugada en el domicilio familiar la inició el propio procesado ya que, a pesar de existir una sentencia de divorcio y de haber acordado ambos continuar bajo el mismo techo hasta liquidar la sociedad de gananciales, "el problema es que él no estaba conforme con nada de lo que ella hacía, le molestaban las amistades que tenía y se sentía legitimado aún legitimado para entrometerse en su vida".
Por otro lado, el defensor se quedó solo en su propósito de invocar la atenuante de confesión, pues el resto de partes entienden que el acusado se vio obligado a entregarse el día 9 de mayo de 2006 acechado por la policía y la abundante prueba existente en su contra, sobre todo a raíz de la progresiva aparición de restos de su ex esposa en el río, a excepción del brazo izquierdo, aún no recuperado.
En este sentido, "pinchazos telefónicos" realizados por la Policía Nacional permitieron conocer que el acusado y su hermano pactaron la entrega con el abogado tras aparecer la cabeza de Benita y entender que la detención era cuestión de horas. "¡La prensa ya lo sabe todo. Esto no llega ni a media mañana, por eso te digo que no sé si nos cogerán o no antes!", es parte de la conversación telefónica de un hermano del imputado con el letrado defensor momentos antes de la entrega y confesión en comisaría y que pudo ser escuchada en la última jornada del juicio.
Será el martes cuando el magistrado presidente de Sala entrega a los miembros del jurado el objeto del veredicto o cuestionario al que los cinco varones y cuatro mujeres que lo integran deberán responder para dilucidar si Eugenio R.R, quien lleva ya dos años en prisión, es culpable de la muerte de su ex mujer y la calificación del delito, bien homicidio o asesinato.