Actualizado 17/07/2008 16:40

La familia del teniente muerto en Bosnia denuncia trato "vergonzoso" de Defensa y cree que retrasó la entrega del cuerpo

"Se han reído de nosotros", aseguran los familiares, que creen que el Ministerio retrasó la entrega hasta el final del funeral de Estado

MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -

La familia del teniente del Ejército de Tierra Santiago Hormigo Ledesma, fallecido el 19 de junio en un accidente de helicóptero en Bosnia, denunció hoy el trato "vergonzoso" recibido del Ministerio de Defensa a la hora de recuperar el cadáver del militar para velarlo e incinerarlo, al tiempo que consideró que "por supuesto" que hubo una retención deliberada de los restos mortales del oficial hasta que terminó el funeral de Estado, del que decidió excluirse la propia familia para cumplir la voluntad del difunto.

Cuatro familiares del oficial que perdió la vida en Bosnia junto al sargento Joaquín López Moreno comparecieron en rueda de prensa en la sede de la Asociación Unificada de Militares Españoles (Madrid) para informar sobre su "malestar" por el trato que les dispensó el Departamento dirigido por Carme Chacón tras la muerte del teniente Hormigo.

"Se han reído de nosotros, nos han tomado el pelo", denunció el suegro político del fallecido, Emiliano Santana, que aseguró sentirse "muy dolido" por el trato "penoso" del Ministerio de Defensa. "Santiago no se merecía esto", añadió. El familiar consideró que el Departamento ha actuado "con mala fe" en el trato a su familia.

Los familiares acusaron al Ministerio de Defensa de "no haber dicho la verdad" y, al ser preguntados sobre si creen que hubo una retención deliberada del féretro hasta después del funeral de Estado oficiado por el sargento López Moreno en Colmenar Viejo (Madrid), subrayaron que "por supuesto".

En su opinión, el Departamento que dirige Carme Chacón ha tenido "una falta de respeto total" y el teniente Hormigo "no se merecía" el trato recibido, después de "20 años de servicio al Ejército". Al ser consultados sobre si estiman que Defensa ha intentado silenciar su denuncia, los parientes del teniente muerto en Bosnia respondieron afirmativamente y recalcaron que no saben "nada" sobre lo sucedido en el accidente de helicóptero ni han recibido ningún tipo de disculpa del Ministerio de Defensa por el retraso en la entrega de los restos mortales de Hormigo.

Los cuatro familiares, que aseguraron que denuncian los hechos para que "no vuelva a suceder" un trato similar a la familia de un militar muerto, se quejaron también del psicólogo que les asignó el Ministerio de Defensa por considerar que el propio militar estaba afectado por la muerte de su compañero.

Explicaron además que si hubieran sido informados previamente de que no podrían trasladar por la noche el cadáver de su difunto desde Madrid hasta Miguelturra se hubieran planteado la posibilidad de celebrar el velatorio y la incineración en Madrid para conseguir de ese modo reunir a toda la familia.

NO TUVO PERMISO DE PATERNIDAD

Otro tío del difunto, Eulogio Hormigo, lamentó que su sobrino no hubiera podido disfrutar de un permiso de paternidad como sí tuvo oportunidad la ministra de Defensa en fechas cercanas a las del nacimiento del hijo del ahora fallecido. Se quejó además de la ausencia de información sobre el accidente del helicóptero, las causas de la caída y los resultados de la investigación abierta a raíz del siniestro.

En calidad de portavoz de la familia, el tío del teniente, Enrique Hormigo, explicó el relato de lo sucedido desde que la mujer del teniente fue informada de la muerte hasta que su cadáver llegó a Miguelturra (Ciudad Real), el pueblo en que residía, el sábado 21 de junio al mediodía para ser velado por la familia y los allegados y, posteriormente, incinerado.

El portavoz de los familiares indicó que el Ministerio de Defensa les trasladó en autobús hasta Madrid el viernes por la tarde, 20 de junio, y, tras informarles de un retraso en la llegada de los dos cadáveres, les alojó en un hotel de la localidad de Tres Cantos (Madrid), a su juicio, "bastante alejado" de la Base de Torrejón, a la que llegaron los féretros en torno a las 23.00 horas.

A la llegada del avión de la Fuerza Aérea con los dos cuerpos, los familiares del teniente fueron situados a pie de pista junto a los familiares del sargento López Moreno, que sí decidieron que el cuerpo del suboficial recibiera un funeral de Estado, a diferencia de la mujer de Hormigo, Clara, quien le trasladó ese mismo día a la titular de Defensa, Carme Chacón, que quería que su marido fuera despedido en la intimidad de la familia y los allegados, sin autoridades y que deseaba que el cuerpo llegara cuanto antes.

Los cuatro familiares aseguraron que antes de la llegada de la aeronave un grupo de militares se sitúo justo delante de ellos, impidiéndoles observar la bajada del féretro así como que se les pudiera ver. Posteriormente, la familia de Hormigo, que estuvo acompañada desde Ciudad Real por un brigada, fue informada de que podría recoger el cadáver una vez terminada la autopsia en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla.

Sin embargo, cuando concluyó el examen forense en el centro médico militar esa madrugada, en torno a las 3.00 horas del sábado 21 de junio, les indicaron que no podían llevarse el féretro sin que se firmara un documento necesario para poder trasladarlo de una comunidad a otra (de Madrid a Castilla-La Mancha), les transmitieron que no se podía realizar el viaje de noche y les prometieron que recibirían el féretro la mañana siguiente, a las 9.30 horas.

En ese momento, según el portavoz Enrique Hormigo, los familiares tuvieron más que palabras con sus interlocutores en el Hospital Gómez Ulla y la tensión hizo que casi llegaran "a las manos" por no poder recoger los restos mortales del teniente, tal y como había solicitado la viuda desde el primer momento para cumplir "la voluntad" del fallecido.

Finalmente, el cuerpo les fue entregado el sábado a las 11.15 horas, sin que llegara el citado documento y gracias a una orden transmitida vía telefónica, a pesar de lo cual varios familiares tuvieron que quedarse a esperar en Madrid el citado escrito. Todo ello, según los familiares, provocó que apenas llegaran a Miguelturra una hora antes de la incineración y que no pudieran ver prácticamente el cuerpo de su familiar fallecido.

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