Los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero han coincidido este miércoles en un rechazo rotundo al referéndum independentista que han anunciado los partidos soberanistas catalanes para el próximo 1 de octubre, a la vez que les han acusado de romper la convivencia en Cataluña. "Antes que España, se romperá Cataluña", ha sostenido Aznar durante un foro organizado por Vocento que ha reunido a los tres expresidentes en un debate que ha estado protagonizado por el desafío independentista y la ley de referéndum presentada este martes. Para González, esta presentación fue un "bodrio" realizado en un teatro que además sigue los pasos del Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. "Intentar acabar con su Constitución para, si no gana por los votos, ganar por las botas", ha censurado tan sólo unos minutos antes de que Zapatero tuviera que abandonar la mesa redonda para viajar a Venezuela, donde actúa como mediador. "Que tengas cuidado", le había advertido entre risas Aznar. En este contexto, Felipe González ha defendido la necesidad de abrir el diálogo para abordar el conflicto catalán, una vía que puede "dar sorpresas", e incluso intentar lograr un consenso para una reforma constitucional. El que fuera presidente de España entre 1982 y 1996, y que ha recordado que tuvo que hacer frente a grandes desafíos durante su mandato, ha subrayado que "Cataluña no será independiente" y, a partir de ahí, ha aceptado que se trata de "un problema para España", aunque cree que existen "vías" para encontrar una solución. "Ambiente para el consenso no parece que haya, pero ambiente para el consenso en el año 77 había justito. Veníamos de tribus que no se habían visto nunca", ha recordado antes de que Aznar apostillase que entonces "los jefes de la tribu eran un poquito más llevaderos". Pese a ello, González ha animado a poner en marcha un diálogo porque puede haber "sorpresas" y abrir "incluso la vía constitucional", que cree que podría haber sido ya objeto de debate ya durante los últimos dos o tres años en una subcomisión del Congreso. "Exploremos la posibilidad de acuerdo. Seguro que no hay acuerdo de todos, pero exploremos", ha insistido. Sin embargo, ha planteado la Constitución como "una norma habilitante" que las nuevas generaciones pueden "enmendar para adaptar a la nueva realidad", pero que "si tratan de hacer en cada generación una nueva norma de convivencia se producirá una situación caótica". Ahora, González cree que sobre la mesa hay "una incitación clara a la sedición" con el anuncio de celebrar el referéndum independentista el 1 de octubre. Pero ha recordado que la acción del Tribunal Constitucional está limitada a declarar la vulneración de la Carta Magna y no puede dar ningún paso posterior. Después, en cuanto a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ha aceptado que es "afortunadamente ambiguo" y solo emplaza a los gobernantes a dar los pasos necesarios para devolver la realidad al ámbito constitucional. "El problema es que asumir la responsabilidad política de cumplir y hacer cumplir la Constitución es bastante duro", ha reconocido. Aznar ha dicho estar "al 95 por ciento" de acuerdo con este análisis y las discrepancias podrían llegar por las vías para la solución. Pero antes, pese a declararse reformista "convencido", había sostenido que no se perdiera el tiempo en buscar una modificación de la Constitución sin existir el consenso para ello. "La Constitución española no es un problema, es un gran activo para España", ha defendido Aznar antes de explicar que, a su juicio, es necesario "reafirmar" los principios y valores de la Carta Magna ante quienes quieren "quebrar las reglas de convivencia". El sucesor de González en el Palacio de la Moncloa ha coincidido en que "estar en política es hacer política" y se ha manifestado defensor de la nación española y la soberanía de todo el pueblo español. "Si se pone en cuestión eso se pone en riesgo un proceso constitucional", ha avisado. A su juicio, este proceso "va a acabar también demoliendo a Cataluña" y ha pedido que se preste ayuda a aquellos catalanes que defienden la libertad, la democracia y la ley porque cree que "por ellos pasa el futuro del país". Antes, Zapatero se había mostrado convencido de que el problema de Cataluña es "superable" y "se puede resolver" igual que se llegó a un periodo de tranquilidad tras "30 o 40 años en los que la angustia para el futuro de España era el País Vasco". "Como país y nación que se considera, sabe que la fortaleza está en un equilibrio razonable entre una sociedad inequívoca y el respeto a la identidad territorial", ha apostado. A su juicio, lo necesario es "hacer política" pero dar pasos "con inteligencia" para "ir conquistando a favor de esa convivencia". Y ha dejado claro que la soberanía del pueblo español es "inequívoca" y "no hay ni un atisbo de derecho a la autodeterminación ni lo habrá". De la misma forma que ha rechazado los referéndums como vía de solución porque, a su juicio, sólo "dividen y quien pierde pide la revancha". En este punto, ha aceptado que una reforma de la Constitución "puede ayudar" a resolver el conflicto pero ha pedido no poner "grandes expectativas" en ello. "Se podría mejorar alguna cosa, pero más importante que la Constitución es la voluntad política", ha insistido.