Un informe encargado por los familiares concluye que el incendio de Guadalajara fue "una cadena de graves negligencias"

Actualizado: lunes, 17 septiembre 2007 18:32

GUADALAJARA, 17 Sep. (EUROPA PRESS) -

Miguel Montoya Oliver, perito responsable del informe sobre el incendio de Guadalajara encargado por la Asociación de Víctimas del Incendio de la Riba de Saelices, afirmó hoy que lo ocurrido en los Pinares del Ducado el 16 y 17 de julio de 2005 es un ejemplo claro de lo que puede llegar a suceder "cuando se actúa de forma imprudente, negligente e irresponsable".

En rueda de prensa, Montoya Oliver explicó que en el proceso de inicio del fuego si la Administración Pública hubiera mantenido una mínima eficacia, hubiera cumplido, el fuego nunca se habría iniciado "por lo que la cadena de negligencias acumuladas son la causa real del fuego y sin ellas nunca se habría producido".

El informe, que ya ha sido presentado en el Juzgado e incluido en el Sumario, determina, entre otras cosas, que el descontrol del fuego tuvo como origen último el fracaso del proceso de detección y de pronto ataque inicial, consecuencia ambos, de una acumulación de "imprevisiones, negligencias e irresponsabilidades".

Concretamente, según el perito, el pronto ataque fracasó porque "el ingeniero Técnico Forestal de guardia del 112 no estaba en su puesto, ni tan siquiera localizable. Nadie procedió en su ausencia a llamar de urgencia al Coordinador. Se tardaron 16 minutos críticos en avisar a los mínimos medios de despacho automático y falló el Kamov en el primer ataque".

Además el informe determina que no se pidió ayuda oficial externa para combatir el fuego hasta después de los fallecimientos "pese a la evidencia, incluso mediática, de la formidable gravedad del incendio" y explica que en el momento de las muertes de los integrantes del retén de Cogolludo ya se habían quemado 5.000 hectáreas y todavía no se habían solicitado refuerzos "si los refuerzos externos hubieran intervenido a tiempo, el fuego no habría llegado nunca al lugar de la tragedia".

En definitiva el informe concluye con dos afirmaciones claras y concretas: "Las responsabilidades de la Administración Pública y de sus funcionarios, así como las de las empresas contratistas de aquella, son claras y deberán ser depuradas por quien corresponda" que "no hubo ninguna clase de accidente imprevisible, sino tan sólo una cadena de gravísimas negligencias. Un solo eslabón que hubiera funcionado, hubiera evitado la tragedia, ¡pero no funcionó ni uno!".