Los testigos protegidos reconocen a uno de los acusados del crimen de San Martín de Porres como la persona que disparó

Actualizado: jueves, 8 marzo 2007 17:38

CIUDAD REAL, 8 Mar. (EUROPA PRESS)

Los dos testigos protegidos del juicio que se sigue en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real por el conocido como "crimen de San Martín de Porres", coincidieron hoy en reconocer a José Silva, uno de los imputados, como la persona que disparó el 30 de junio de 2003 sobre Manuel Fernández Campos, quien estaba desarmado y sin mediar palabra, siempre según su testimonio.

La primera de las testigos protegidas en declarar durante la cuarta sesión del juicio, que se celebra por el procedimiento del jurado, aseguró que tanto José Silva como su hijo José Miguel, también imputado, llevaban armas que dispararon al aire. Respecto a quien disparó a Rafael Fernández Campos, afirmó no estar segura de si fue José Silva, aunque negó que fueran su hijo José Antonio ni su mujer, Manuela Fernández.

Por su parte, la otra testigo protegida, que declaró que no vio disparar a José Antonio Silva aunque sí iba armado, explicó que José Silva hizo tres disparos contra Manuel, quien iba desarmado. Según su testimonio, el primer disparo no le dio, el segundo le impactó en el lado izquierdo del abdomen e hizo a la victima caer al suelo, donde recibió el tercero de los disparos.

Otro de los testimonios más esperados de la sesión de hoy fue el de María Isabel Pozuelo, madre y esposa de los dos fallecidos, quien durante su narración de los hechos aseguró que ni ella ni las víctimas iban armadas, porque si las hubieran llamado no hubieran dudado en usarlas para disparar contra los Silva.

TENSIÓN

Quizá la de hoy haya sido la más tensa de las celebradas hasta ahora al testificar los familiares de las víctimas, como en el caso de Rafael Fernández, quien antes de entrar amenazó diciendo que "si paso, les corto el cuello", aunque finalmente también ofreció su testimonio, culpando de lo sucedido a los Silva.

Otra de las familiares que testificó fue Soledad Fernández Moreno, nuera de María Isabel Pozuelo, quien apuntó haber visto cómo su suegra y Manuela Fernández estaban "enganchadas de los pelos" cuando llegó José Silva y le asestó a la primera un golpe con la culata de su pistola. También añadió que Rafael Fernández le dijo que le había disparado José Silva. "Fue todo muy rápido, llevaban las armas encima", aseveró.

Durante la sesión también fue llamado a testificar Ramón de Cádiz Amador, que el día de los hechos tuvo que ser atendido en el Hospital Alarcos de Ciudad Real por una herida de bala en un pie y donde pidió el alta voluntaria.

Según el vecino de los Silva, él no oyó disparos, sólo voces, y cuando salió a ver qué pasaba "sentí un quemazón en el pie que no sé de donde venía, así que me metí corriendo en casa para que me llevaran al hospital porque tenía la sandalia encharcada de sangre", concluyó.