GIJÓN, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Tribunal Supremo ha reducido la pena de cárcel de 17 a 13 años a un gijonés, condenado por matar a un vecino en una finca de Porceyo (Gijón) en 2007, confirmó a Europa Press su abogado, quien matizó que lo que se conoce hasta ahora es el anticipo de la sentencia, que aún no está notificada. Será entonces cuando se conozca los detalles del razonamiento que ha llevado al Supremo a dictar un nuevo fallo judicial por un caso de homicidio con el agravante de abuso de superioridad y no por asesinato.
El letrado de Argimiro S.F explicó que el Alto Tribunal estima el recurso presentado por la defensa, rechaza el de la acusación particular y anula de esta forma la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, que confirmaba la pena dictada por la Audiencia Provincial de Asturias, tras la celebración de un juicio con jurado. Asimismo, apuntó que el recurso presentado fue "muy complejo por muchos motivos" y señaló que su cliente ya conoce el nuevo fallo.
En su opinión, lo importante es que no se aprecia alevosía e insistió en que hay una diferencia "abismal" entre que el hecho fuera considerado como homicidio en lugar de como asesinato, tal como decía la sentencia anterior.
Una vez notificada la sentencia, que espera que sea en breve, apuntó que se podrá hablar con conocimiento de causa sobre los razonamientos del Supremo y destacó que habrá un relato diferente de los hechos y otra verdad judicial. Lo que no se modifica es el pago de una indemnización de 30.000 euros a cada una de las dos hijas del fallecido.
'CRIMEN DE LAS GALLINAS'
En un principio, el hombre, que entonces tenía 75 años, fue condenado por la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón a 17 años de prisión por matar a un vecino en Porceyo, el 17 de marzo de 2007, a causa de unas rencillas vecinales, en el conocido caso del 'crimen de las gallinas'.
El acusado fue detenido en marzo de 2007, cuando se halló el cuerpo sin vida de la víctima, Arcadio Álvarez, dueño de la finca colindante a la del imputado. El arma utilizada nunca fue localizada por la Policía.
Un vecino fue el que halló el cuerpo, tumbado en el suelo y ensangrentado, tras lo que alertó a los servicios de emergencia sobre las 13.20 horas. El fallecido murió de dos puñaladas, una en el corazón. El cadáver fue encontrado cerca del vehículo de la víctima, con el motor en marcha y con la puerta del conductor abierta.