OVIEDO, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia Provincial ha condenado a Paolo Eduardo González a 25 años de cárcel por el asesinato de la joven ovetense Elena Hevia, según la sentencia a la que tuvo acceso Europa Press. El acusado deberá indemnizar además a los padres de la víctima con el pago de 200.000 euros.
El jurado halló culpable al hombre del homicidio de la que era su novia en aquel momento. En su veredicto, el jurado encontró además al acusado culpable de los delitos de ensañamiento, alevosía y parentesco ya que la víctima no se pudo defender cuando ocurrieron los hechos, la noche del 22 de agosto de 2005.
La pena impuesta por el juez es la más alta para este tipo de delitos y coincide con la que pedía la fiscalía, el abogado del Estado y la abogada de la familia. Por su parte, el abogado de la defensa, Alejandro Riera, pidió veintidós años y medio de cárcel, la pena más baja contemplada para estos casos.
El juez considera la autoría del crimen por parte del joven tinerfeño Paolo Eduardo González "clara e indubitada". El tribunal hace constar en la resolución judicial "la brutalidad del acusado al cometer el delito a la par que su salvajismo y la ausencia de los mínimos resortes de humanidad".
Asimismo, se considera que "la saña y crueldad" con la que cometió el crimen el acusado, "recreándose en el dolor y sufrimiento de la fallecida", revelan "un plus de culpabilidad que debe reflejarse a su vez en una mayor fijación de la responsabilidad y en consecuencia en la pena impuesta hasta el máximo legal permitido".
En la sentencia, también se recoge los testimonios de expertos en los que se hace constar que al joven no se le detectó "trastorno psíquico ni alteraciones de la personalidad".
ANTECEDENTES
Durante el desarrollo del juicio Paolo Eduardo González se declaró en todo momento inocente y afirmó que la noche de los hechos se encontró al llegar a casa a la persona que que más quería, Elena Hevia, "salvajemente degollada". En su derecho a la última palabra, el acusado pidió al jurado "justicia" y les rogó a la policía que detuviese al culpable que le arrebató "su amor".
Los hechos sucedieron en el quinto piso del número 3 de la calle Alonso Quintanilla de Oviedo a última hora de la tarde del 22 de agosto de 2005. Ese día, Elena Hevia, de 27 años, acudió a casa de Paolo Eduardo González para confirmarle la ruptura de la relación sentimental que mantenían desde hacía cuatro meses y para darle un regalo de cumpleaños.
La Policía recibió a las 23.45 horas de ese mismo día una llamada alertándole de que en la citada dirección se hallaba un cuerpo sin vida. Poco después, la patrulla que se dirigía la lugar recibió una segunda llamada en la que la madre de la víctima requería la presencia de los agentes en una calle próxima a la vivienda del acusado porque estaba teniendo "problemas con el novio de su hija".
Los padres de Elena Hevia expresaron a la Policía su preocupación por la falta de noticias de su hija desde horas antes. Los familiares se habían encontrado previamente con el presunto asesino quien les hizo entrega de las llaves de su domicilio. Poco después, la Policía arrestaba a Paolo Eduardo González a escasos metros de su casa después de que el acusado tomase una botella de vino en un bar cercano a la Plaza Porlier.
El cuerpo sin vida de la joven fue hallado en el domicilio de su ex novio sobre la cama del dormitorio principal con numerosos cortes y puñaladas por todo el cuerpo. Según la autopsia la lesión que le provocó la muerte fue un último "gran" corte en el cuello.
Contra la sentencia de la Audiencia Provincial, cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.