MADRID 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Tribunal Supremo ha condenado al Hospital Municipal de Barcelona al pago de una indemnización de 60.101,21 euros por la muerte de un paciente que falleció en 1986 tras ser sometido a una septoplastia, intervención quirúrgica destinada a corregir la desviación del tabique nasal.
El alto tribunal estima el recurso interpuesto por la familia de la víctima contra una sentencia dictada el 17 de diciembre de 1999 por la Audiencia Provincial de Barcelona que revocó una condena del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3, que ya concedió la indemnización ahora otorgada por el alto tribunal.
Según la sentencia, el hombre ingresó el 12 de julio de 1986 en el Hospital Municipal de Badalona tras serle prescrita una septoplastia por médicos del Instituto Catalán de la Salud. Allí, se sometió a la intervención, que transcurrió con toda normalidad hasta que en el proceso de recuperación de la anestesia sufrió dificultades respiratorias y convulsiones, así como un edema de glotis que impidió su intubación. Tras serle practicada una traqueotomía, el hombre entró en coma profundo y falleció el día 29 de julio de ese mismo año.
"RESULTADO DAÑOSO INDUDABLE"
La resolución del Supremo hace suya la decisión del Juzgado al entender que, a pesar de que no existe "una prueba de la negligencia con que pueden haber actuado los profesionales, la relación de causalidad entre la intervención quirúrgica y el resultado dañoso es indudable".
De igual modo, destaca que en la resolución que eximió la responsabilidad del hospital se "deja sin explicar cómo un paciente al que se le va a practicar una sencilla operación de corrección del tabique nasal entra en coma, por efecto de la intervención o por alguna incidencia que se produce en ella, hasta fallecer días después". De igual modo, apunta que la muerte del paciente "sólo se explica atendiendo al acto quirúrgico o al proceso de los sucesivos actos quirúrgicos".
En relación con la actuación de los profesionales sanitarios, la sentencia apunta que éstos se comportaron con arreglo a la ley y que el centro tenía los medios necesarios para realizar una intervención de estas características. No obstante, pone de relieve que no puede afirmarse que finalizara con éxito "una intervención en la que se produjo hipoxia y que determinó el coma profundo".