El 'premier' pide que la presidencia española de la UE se coordine con Canadá y Corea para mantener la importancia del G20
BRIGHTON (REINO UNIDO), 28 Sep. (de la enviada especial de EUROPA PRESS Carolina Jiménez) -
Los jefes de Gobierno de España y Reino Unido, José Luis Rodríguez Zapatero y Gordon Brown, confiaron hoy en que el Tratado de Lisboa pase la prueba del referéndum irlandés del próximo viernes y esperaron que el Tratado no afronte un nuevo obstáculo de la mano de la República Checa.
Según informaron fuentes del Palacio de la Moncloa, éste fue uno de los asuntos que Zapatero y Brown abordaron en su reunión bilateral al margen de la Conferencia anual del Partido Laborista que se celebra en Brighton, en el sur de Reino Unido. Ambos esperan que el presidente checo, el euroescéptico Vaclav Klaus, trabaje a favor de la ratificación.
De hecho, Zapatero viajó hoy a Reino Unido en el marco de su ronda de contactos para exponer a sus colegas las prioridades de la presidencia española de la UE, que comienza el 1 de enero, y en la que el Gobierno español confía en poder poner en marcha el Tratado de Lisboa y sus nuevos mecanismos para que la UE funcione mejor -como el presidente semipermanente y el ministro de Exteriores--.
Así, el Gobierno español admite que el semestre español se vería afectado de lleno si el Tratado de Lisboa sufre un nuevo retraso, y en Bruselas empieza a cundir el temor de que, aunque los irlandeses lo aprueben este viernes, un grupo de senadores checos cumpla su amenaza de llevar el texto otra vez ante el Constitucional de este país, lo que retrasaría la entrada en vigor otros tres meses.
Ello crearía problemas a la presidencia española pero también a Brown, que el año que viene afronta unas elecciones generales en primavera y su rival 'tory', David Cameron, ha prometido un referéndum sobre el texto si para entonces no ha entrado en vigor -y ahí pueden ser clave los checos--.
Por otro lado, Brown pidió a Zapatero que durante la próxima presidencia española de la UE se coordine con Canadá (que asumirá la presidencia de turno del G8) y con Corea del Sur (que tendrá la del G20) para asegurar que el G20 sigue ejerciendo un papel importante en la coordinación de las políticas para salir de la crisis.
Durante su conversación, ambos constataron que, tras las cumbres de Washington, Londres y Pittsburgh, el G20 se ha convertido en el verdadero foro de coordinación de la política económica y confiaron en que esta coordinación no se limite a las cumbres, sino que se mantenga a lo largo del tiempo y que el FMI y el Banco Mundial hagan un seguimiento de que así es.
Los dos mandatarios dedicaron tiempo a analizar los resultados de la cumbre de Pittsburgh y apostaron además por un nuevo modelo económico y energético que permita crear empleo estable y cualificado.
Asimismo, repasaron los resultados electorales de ayer en Portugal y aplaudieron al primer ministro José Sócrates, y admitieron que no fueron nada satisfactorios los de la SPD alemana -que cayeron nueve puntos y sólo obtuvieron un 23% de los votos en las legislativas--. Ambos coincidieron en que el SPD tendrá que hacer su análisis y se mostraron dispuestos a seguir trabajando con Angela Merkel y su nuevo Ejecutuvo.
CUMBRE DEL CLIMA
En cuanto a la Cumbre del Clima que se celebrará en diciembre en Copenhague, los dos dirigentes insistieron en que los gobiernos deben acudir a la cita con los mimbres de un acuerdo sobre reducción de emisiones, pero sobre todo sobre la financiación de las políticas que permitirán este objetivo.
De hecho, Brown, durante un breve coloquio con los asistentes a la conferencia -en presencia de Zapatero y del primer ministro noruego Jens Stoltenberg-- destacó que no basta con que los Gobiernos se fijen objetivos de reducción de emisiones para 2050 sino que reclamó además objetivos intermedios, seguimiento de que los compromisos se cumplen y financiación. Es más, cifró en 100.000 millones de dólares lo que las economías desarrolladas deberían dedicar para que los países emergentes puedan sumarse al acuerdo.
Por último, Zapatero y Brown abordaron en su reunión bilateral la situación de Irán y la de Afganistán. En el primer caso, abogaron por el diálogo y coincidieron en que el examen que Teherán afrontará el 1 de octubre podría ser el punto de inflexión para pensar en otras opciones -como sanciones-- para aumentar la presión sobre este país.
Y sobre Afganistán, estuvieron de acuerdo en que la situación es muy compleja y que es primordial que los afganos puedan hacerse con el control del país, es decir, reforzar al Ejército y a la Policía locales y promover el desarrollo político y económico de Afganistán, para que así las tropas extranjeras puedan abandonar el país.