Actualizado 20/06/2007 02:00

Agustín Jiménez.- Las extrañas parejas

MADRID 20 Jun. (OTR/PRESS) -

Muchos periódicos -sobre todo de izquierdas- han empezado su mensajería uno de estos días con la ruptura entre Ségolène Royal y su pareja de hecho, la candidata socialista y su secretario general. Hasta ahora, el único signo innegable de la cacareada renovación de la política francesa ha sido la consagración del famoseo en la política: Ségolène con su apaño, Sarkozy con la prima de Gallardón han llenado páginas y páginas de cuché.

Por detalles así envidiamos a los franceses. Sus grandes parejas son brillantes e inocuas. En España hemos estado pendientes de los mariposeos de Zapatero, a ratos pendiente de Otegui, a ratos suspirando por Rajoy cuando, en ambos casos, es probable que hubiera vivido mejor solo que mal acompañado.

Las parejas extrañas son más corrientes de lo que se piensa. "The Guardian" ha contado que la Sra Blair -con un nivel de glamur raspado y socialdemócrata- está encelada desde antiguo con Gordon Brown, que, al final, se ha quedado con los pantalones de Tony Blair e incluso lo ha echado de casa. Cuando los tres era eran jóvenes, a Tony le gustó Gordon Brown y hasta es verosímil que le gustara su señora - los socialdemócratas tienen gustos raros -pero le gustaba más la prensa. Cuando ésta le ha sido infiel, el beaturrón se ha puesto como una verdulera. "Bestias", ha llamado a los periodistas, con quienes tanto ha pecado. Total por unos cadáveres de nada en Irak.

La pareja más inverosímil es naturalmente la que forman los gemelos Kaczinksi. Los antiguos faraones se casaban con sus hermanas. El presidente polaco ha preferido casarse con su hermano. En un régimen que denigra a los homosexuales, es una coyunda extravagante que incita a reflexionar sobre las paradojas.

Por su pare, subsisten los héroes telúricos, que no promueven las afinidades sino contrastes. En su valle de lágrimas no encuentran compadres, amantes volubles ni misterios, sino sólo amigos o enemigos. Los fundamentalistas advierten a los relativistas de que existen el bien y el mal, ambos pujantes. Así, la apasionada vida solitaria del presidente de los Estados Unidos es un rosario de episodios cruciales: "Bush contra los talibanes";" Bush y el factor Castro", "Bush y el fantasma de Venezuela" (Chávez, claro); " El caso del aprendiz de brujo (Bush contra Zapatero)* Y la culminación: "Duelo final y a mala sombra (Bush contra Bin Laden en el Corral ), en que los dos matones telúricos, primigenios, escatológicos, ricos y muy feos, tienen programado destrozar el rancho con todos nosotros dentro.

Agustín Jiménez.

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