MADRID 27 Mar. (OTR/PRESS) -
Al margen de las opiniones de los políticos, incluso de sus decisiones que pueden estar o no equivocadas (o las dos cosas a la vez, según quien las juzgue), lo que no es de recibo es que cada día más nos vayamos hundiendo en lo que el propio ex presidente González calificaba en México como "un debate prebélico". Si algo me da miedo en este mundo son los "salva-patrias", pero no sé quién ni cómo ni de qué forma, alguien debería poner un punto de cordura en todo esto. Yo esperaba más del propio González y de Guerra, pero la lealtad, supongo, les lleva a no mojarse apenas, a insinuar solamente y nunca más allá de lo innecesario; hoy no basta con probar la temperatura del agua con un dedo, hace falta tirarse de cabeza a la piscina. Otro tanto se podría decir de Bono o incluso de Rodríguez Ibarra; pues tampoco: su presunta independencia de varones se queda siempre en el descansillo de Ferraz, junto al abrigo y los micrófonos de los reporteros pero nunca llega a las reuniones. Su silencio entonces resulta estremecedor y, a veces, vergonzoso.
¿Y es que acaso en el PP va todo como la seda? Tan mal como en el PSOE, pero no están en el Gobierno. Sólo hay una explicación para lo que está pasando ahora en el partido de Rajoy: estaban tan seguros de que iban a ganar las elecciones, que dejaron en el aparato a los mediocres y "liberaron" a los mejores para ocupar las presuntas carteras de un gobierno que nunca llegó. Y Rajoy, en lugar de recomponer el equipo a la vista de los resultados, por falta de valor o porque no se enteró de la derrota, siguió con aquel equipo en donde sobran más de tres y en el que faltan más de cuatro. No sólo lo digo yo, lo saben muchos en el PP y te lo dicen por lo bajo con una mezcla de tranquilidad y resignación absolutamente incomprensible pero nadie tiene el valor, las ganas o lo que sea para decirlo de una vez claramente en voz alta y donde corresponda.
Pero estamos tocando fondo. No es, como dice González, en plan imagino que metafórico, nada prebélico, pero si asistimos a cosas inauditas: Polanco dice que el PP nos quiere llevar a una guerra civil -ahí es nada- y el PP se pone a su altura y responde también exageradamente con el anuncio de un boicot. Nadie recuerda que ese "boicot" anunciado del PP contra PRISA tiene antecedentes en Madrid donde el PSOE lleva ya tiempo boicoteando -lo hizo saber en nota oficial- a la radio y la televisión autonómica madrileña. Así que también en la hora de los "boicots", hay antecedentes.
Pero esto, aun siendo grave, no deja de ser una anécdota si se compara con lo que está pasando entre jueces y fiscales. No voy a analizar el caso Otegi ni a recordar que el Tribunal, después de absolver por culpa del fiscal a líder del Batasuna, dejó claro que sí había pruebas para condenarle. Lo fuerte es que la fiscalía, ¡nada menos que la fiscalía! afirme -sin que pase nada- que la razonada sentencia de todo un Tribunal es "una pataleta infantil" y hasta le llegue a culpar de hacer un "vergonzoso teatro". No doy crédito. Si la Fiscalía puede decir semejantes cosas de la sentencia de tres jueces y aquí no pasa nada, es que algo muy grave está pasando en el Estado de Derecho que pretendemos que sea nuestra democracia. Lo de los partidos es una anécdota si se compara con este desprecio vejatorio e insultante -y por ahora sin consecuencias- de nada menos que la Fiscalía a un Tribunal de Justicia. Si esto queda así, si no pasamos de las notas de unos y de otros a pedir explicaciones y depurar responsabilidades, es que aquí esa pata fundamental de la democracia que es el poder judicial está quebrada y el estado de derecho cojea peligrosamente.
Andrés Aberasturi.