Actualizado 19/10/2010 14:00

Andrés Aberasturi.- O deliraba o mentía.

MADRID 19 Oct. (OTR/PRESS) -

Que el PSOE y el Gobierno están en horas muy bajas es algo que ha dejado claro el propio ZP en su visita a Ponferrada. A pequeños males, pequeños remedios, a grandes males, grandes remedios y a situaciones deprimentes, enormes fantasías. Porque a nadie en su sano juicio se le ocurre decir que España en un año y medio estará creando empleo con fuerza, que el PSOE ganará todas las elecciones o que el PNV tendrá una responsabilidad importante en el final de ETA. A nadie se le ocurre tal cantidad de despropósitos a no ser que le ocurran una de estas dos cosas: que se vea tan mal que ya todo valga o que de verdad se las crea. Pero como ZP es como es, tengo para mi que sólo a él le ocurren las dos cosas a la vez: pese a su propio asombro e incredulidad, las cosas no son como el las ve sino como realmente son y pintan bastos pero a pesar de todo -ya la vez- debe creerse de verdad que vamos a salir de la crisis ya mismo, que el PSOE va a barrer y que el fin de ETA con o sin PNV, está a la vuelta de la esquina. Es peligroso.

Y lo es porque si para aprobar unos presupuestos que todos sabemos que no van a valer es capaz de vender pagar lo que sea al PNV, no quiero ni imaginar que estaría dispuesto a hacer si en Cataluña pasa lo que parece que va a pasar y si en las municipales y autonómicas pierde lo que parece que va a perder. Y sigue con la obsesión del fin de ETA precisamente el día que se conocen los llamados "pactos de Loyola" donde queda claro que el Gobierno sí negoció políticamente con la banda terrorista.

Lo que está ocurriendo es bastante disparatado pero no hay forma de pararlo. Empezó con el despilfarro, siguió con el Estatuto catalán y continúa -que no culmina, porque cualquiera sabe a dónde podemos llegar- con los acuerdos para aprobar los presupuestos al que han llegado PSOE y PNV, los acuerdos que sabemos y los que no sabemos.

Pero que esta debacle la denuncie el PP -que la denuncia poco- no me interesa demasiado. Me preocupa que no haya voces en la propia izquierda, voces en el PSOE que proclamen que el rey está desnudo y que la pulmonía va a afectar al propio partido y a todo el país. Veo, y no doy crédito, el silencio de un partido que nunca fue silencioso, en el que siempre hubo grupos capaces de mantener la discrepancia porque no querían puestos sino dignidad. Hablo de aquel PSOE ilusionado e ilusionante que nada tiene que ver con esta maquinaria que convierte en cómplices a todos los que callan.

El discurso del presidente del Gobierno en Ponferrada no era el sueño de una noche de verano sino el delirio de un político que sigue sin entender que sus deseos van por una vía y la realidad justo por la vía contraria. Y eso en el mejor de los casos, porque o deliraba o nos mentía a todos -incluidos los suyos- de una forma inmoral.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Victoria Lafora

¡Qué vergüenza!

Foto del autor

Carmen Tomás

Ellos se forraban y tú pagabas

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Lo único que Sánchez no puede hacer es no hacer nada

Foto del autor

Antonio Casado

Memoria de Rubalcaba