Actualizado 13/11/2007 01:00

Andrés Aberasturi.- El derecho al respeto

MADRID 13 Nov. (OTR/PRESS) -

En los archivos de Radio Nacional se guarda una entrevista que el gran Manolo Alcalá hizo al general Pinochet a las pocas horas de triunfar su golpe de estado. Pinochet aseguraba que su mandato iba a ser muy breve, que iba a restaurar la democracia inmediatamente y todas esas cosas que, si no recuerdo mal, también dijo en su momento Fidel. Ayer, Antena 3 TV recogía las declaraciones de un Chávez más delgado y recién llegado al poder o a punto de llegar. Don Hugo aseguraba que se iría de la presidencia en cuanto hubiese una mácula de corrupción, que no pretendía instalarse en el sillón y -esto es gracioso- que Cuba vivía una dictadura.

Todos son iguales. Es lo mismo que vengan de la derecha más reaccionaria que de una izquierda populista. Son salvadores de la patria siempre y Chávez lo deja muy claro cuando en sus esperpentos televisivos adopta como himno la ranchera "El rey" (paradojas de la vida) cuyo estribillo afirma sin pudor que "hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley". Del tercero en discordia, más de lo mismo: el sandinismo, aquella esperanza, y Daniel Ortega son un desastre para Nicaragua según me cuentan cooperantes -de izquierdas- en aquel país. Pero de eso ya hemos hablado bastante y hace unos días ofrecía mi particular punto de vista sobre Iberoamérica que no resultaba del todo optimista.

Ahora viene la resaca de lo sucedido y la reflexión, a ser comedida de los acontecimientos. Se empeñan tanto el ministro Moratinos como el presidente del Gobierno en intentar minimizar las cosas para que no se vean dañadas nuestras relaciones con Venezuela, por una parte, y con Marruecos por la otra. Bien. Pero una cosa es no ponerse patrióticamente histéricos y otra bien distinta empecinarse unilateralmente en que aquí no ha pasado nada. Porque sí han pasado cosas y cosas graves para un estado que pretende ser serio y respetable.

Ha pasado que Marruecos ha retirado sine die a su embajador y ha pasado que Chávez ha calificado de toro bravo al "señor Rey" de España y le ha acusado de apoyar un golpe contra él al atribuir al Jefe del Estado la dirección de la política exterior española. Que Chávez no sepa nada de nuestra Constitución, pase; pero lo que no puede pasar son las acusaciones y los cachondeos de semejante personaje no tanto sobre el Rey como sobre lo que representa. Y ni se ha respondido a Marruecos, ni parece que se piense de forma inmediata hacer nada con el Gobierno venezolano.

Y tal vez el problema esté en que no debe ser fácil para Moratinos rebatir a Chávez cuando fue el propio ministro de Exteriores quien acusó a Aznar de lo mismo que le acusa el ATS venezolano de Fidel y que fue el origen del incidente diplomático. Pero si lo de Aznar pudo salvarse con las palabras oportunas de Zapatero, la resaca posterior de las gracietas de Chávez deberían tener una respuesta por encima de los intereses económicos. Como Marruecos. Hay países que parecen tener patente de corso sobre nuestros gobiernos y se permiten toda clase de desprecios. La política de poner la otra mejilla puede estar bien para el Evangelio, pero en el concierto internacional los resultados sueles ser francamente malos. Un país puede perder casi todo menos el deber de hacerse respetar.

Andrés Aberasturi.

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