MADRID 17 Mar. (OTR/PRESS) -
No es fácil ya, ni siquiera en las ruedas de prensa tras los consejos de ministro, desbrozar la parte gubernamental de la partidaria y escuchar, lisa y llanamente, la explicación de los acuerdos tomados por quienes tienen el mandato de gobernar a todos los españoles. Es verdad que buena parte de la culpa la tienen -tenemos, debería decir, pero cada vez me siento más alejado de todo- los propios medios de comunicación que, en lugar de interesarse por los sueldos miserables de la Guardia Civil, preguntamos por las manifas nuestras (suyas) de cada día. Y claro, es como ponerles el palito o cambiarles el cebo: entran a por todas. Al menos ayer se aprobaron una buena parte de las viejas reivindicaciones de la Guardia Civil y, lo mas importante, se ha abierto el camino para un diálogo urgente al legalizar las asociaciones que pueden servir de interlocutoras para tanta deuda pendiente con este conjunto ciudadanos que se ha sacrificado mucho a cambo de menos de casi nada. Ahora, si el ministro del Interior me lo permite, lo mejor sería dar carpetazo a los expedientes abiertos y sentarse con tranquilidad para ver cómo hay que hacer las cosas en el siglo XXI.
Pero me quejaba al comienzo de que hasta en las comparecencias tras los consejos de ministros, sigue la lucha partidista. Y me quejo creo que con derecho por dos motivos: una cosa es el Gobierno y otra el partido (algo que no hace falta ni explicar) y porque este clima de confrontación permanente es un viaje a ninguna parte. Escucho al presidente en Onda Cero y a su ministro del Interior en el Congreso, por tomar dos ejemplos recientes. Ninguno me cuenta realmente nada sobre la importante misión que el pueblo soberano (qué bien suena y qué poco se cree) les encomendó en su momento; viven como siempre pendientes de la oposición que está muy bien que les preocupe pero muy mal que les obsesione, que al final todo su discurso sea la desactivación de las cosas que dice o hace el PP. El Gobierno no está para eso sino para gobernar y el presidente de todos los españoles no puede vivir más tiempo en José Blanco que en presidente Zapatero. El PSOE que haga lo que quiera, que diga lo que quiera y que se meta con la PP lo que le de la gana, pero salvemos la dignidad del Gobierno de todos y para todos con un discurso más imaginativo, creador, ilusionante, que no se limite a desbaratar a la oposición; de eso lo justo en el momento adecuado y en el lugar idóneo, pero no siempre y a todas horas.
Luego se quejan de que acusemos al Ejecutivo de improvisar sobre la marcha; pero si es que no dan tregua. Cómo convencer al presidente y su Gobierno de que a mi me puede interesar más o menos lo que haga el PP, pero me preocupa mucho más lo que haga quien tiene la firma en el Boletín Oficial, quien ordena/orienta a la fiscalía una u otra política, quien decide en qué se gasta mi dinero y a quién se subvenciona con mis impuestos (la famosas fotos de la vergüenza o una Ley de Cine que me parece impresentable). El Gobierno no es el partido que lo sustenta y el hecho de tener muy claro que cuando uno promete su cargo lo hace ante todos y para todos y no para los suyos, es una de las grandezas de la democracia. Pero no salimos de ahí y cada día más nos van metiendo -unos y otros- en una calle que no tiene salida y que habrá que desandar en algún momento. El PSOE, el PP y el Gobierno lo saben, pero parece que les da igual. A la gente creo que si le importa lo que está pasando y tarde o temprano se lo harán pagar.
Andrés Aberasturi.