MADRID 3 May. (OTR/PRESS) -
Una vez instalado en la dulce paz del puente, no hay sino que asomarse a la ventana de una ciudad que nunca se vacía y contemplar el panorama de cuanto está ocurriendo. A tres paradas de metro, en la Puerta del Sol, se encontraron Rajoy, Gallardón y la anfitriona, doña Esperanza Aguirre y todo fueron besos, paces y unidad por encima del ruido. Mariano Rajoy, consideraba que su polémica con la presidenta de la Comunidad de Madrid, "en el supuesto de que la hubiera habido, está absolutamente zanjada". Rajoy es así. No seré yo quien dude públicamente de que la cosa está zanjada, pero me hace gracia la matización gallega de don Mariano: "la polémica, en el caso de que la hubiera habido". Pues si no lo sabe él que es quien más o menos mandó a los liberales al famoso taxi.
Y mientras en la Puerta del Sol se contaba y se cantaba la gesta del 2 de Mayo como un ejemplo de la españolidad de España (lo cual ya no es una reiteración) Artur Mas hacía cábalas sobre la posible decisión del Constitucional de aceptar el termino Nación en el Statut: "Es evidente que ser nación comportaría la relación bilateral con el Estado". Y justo ahí es donde empiezan los problemas; mejor dicho: donde continúan, porque empiezan fundamentalmente en la hipoteca del Estado hasta no se cuándo en inversiones a Cataluña y no porque no se deban hacer, sino porque pueden ser lesivas para los intereses de otra comunidades que, con toda razón, podrían exigir lo mismo y me temo que no están los tiempos para muchos gastos. Pero seguimos instalados en la misma cuestión y seria un acierto por parte del Constitucional explicar en qué sentido o con que espíritu se acepta el termino "nación". Porque si las relaciones con el Estado fueran, como dice Mas, bilaterales, nación sería equivalente a estado y entonces la cosa se complicaría mucho.
Tanto como el revuelo que se ha organizado con el nombramiento de David Taguas, hasta ahora director de la Oficina Económica de Moncloa, como presidente de la patronal de SEOPAN, es decir, los grandes constructores. Es raro que nadie del PP se haya referido aún a las palabras con que Alfonso Guerra se refirió a la salida de Zaplana a Telefónica (donde por cierto está muy bien instalado don Javier de Paz, líder que fue de las Juventudes Socialistas y amigo personal de ZP). Como se ve, en todas partes cuecen habas, señor Guerra, y lo mismo en la derecha que en la izquierda, el personal se busca los garbanzos y/o el caviar. Estoicos como usted, ya quedan pocos y por eso generalizar es siempre peligroso.
Y termino donde empecé: generalizando sobre el 2 de Mayo, esa revuelta contra los franceses que siempre se nos presenta como un grito de libertad frente al invasor y que terminó con el terrorífico "viva las cadenas" tras la vuelta de don Fernando "el deseado". Cada vez son más los intelectuales que se plantean la posibilidad de que a España le hubiera ido mejor afrancesándose en aquel momento. Y seguramente tienen razón, pero hacer Historia-ficción no conduce a nada práctico. Las cosas fueron así y el 2 de Mayo, y lo que vino detrás, no deja de ser toda una metáfora de esta país capaz de organizar un motín porque un tal Esquilache quería más higiene. Esto es lo que hay para bien y para mal.
Andrés Aberasturi