MADRID 13 Ene. (OTR/PRESS) -
Sólo el lehendakari vasco ha dicho lo que la inmensa mayoría de los españoles pensamos: "desde la política estamos aportando bien poco a la situación actual, no estamos a la altura de las circunstancias". Y es verdad, es la única verdad cierta, contrastada y evidente que firmaría la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Las carreras contra reloj de las últimas horas previas a las manifestaciones de hoy, han sido uno de los espectáculos más denigrantes de la democracia española. Nunca desde la Transición -y mira que ha habido momentos difíciles- la gente, el pueblo, habíamos mirado entre perplejos y asustados, entre incrédulos y definitivamente cabreados, a toda (insisto: "toda") la clase política compuesta definitivamente, después de esto, por unos políticos sin clase.
Y no se salva nadie, sólo Ibarretxe que, después de escoger el peor de los lemas posibles: "por la paz y el diálogo", justo el lema que defiende HB y al que, naturalmente, se sumó la ilegal organización, rectificó sobre la marcha. Pero no me parece esa rectificación motivo suficiente para salvarlo sino más bien el reconocimiento publico y verbalizado de la inmensa y triste verdad: "los políticos no estamos a la altura de las circunstancias"
Y no lo estuvieron -ni lo están- los del PP que podrían haber asistido sin más a una manifestación en la que se condenaba el terrorismo sin hablar en absoluto de diálogo y que ni siquiera estaba convocada ni por el Gobierno ni por el PSOE. No quisieron y siguieron sin querer cuando su exigencia más aireada -que figurase la palabra "libertad"- fue admitida a última hora. Dijo Rajoy, tras este cambio, que "no puedo ir a defender lo que no creo". Pero eso no es objetivamente cierto; tal como quedaba anoche el lema, el PP podría perfectamente sin ningún problema moral apoyar una manifestación "por la paz, la vida, la libertad y contra el terrorismo". Podría, pero no va a ir porque ahora reclama otras cosas que nada tienen que ver con el acto mismo y que se deberán discutir en otros foros. Moral y éticamente, el lema de la manifestación -cambiado a última hora, es cierto, pero cambiado al fin y al cabo- no es ni excluyente ni va más allá ni más acá de lo que es.
Y le queda el turno al Gobierno que acusa al PP de "indecente" por usar el terrorismo como ariete contra el Ejecutivo. Y es que aquí, como arietes, todos han usado todo y aun estamos esperando que Zapatero -que para mi ha pasado una semana como un poco grogui tras el atentado que nunca esperó- explique ante el Congreso, y tal vez lo tendría que haber hecho ya ante la opinión pública, qué va a pasar ahora. Ya se que la comparecencia está anunciada, pero hay cosas que no se pueden demorar tanto.
No sé que ocurrirá hoy, si las manifestaciones serán un éxito o todo lo contrario. Cada cual lo contará, como siempre, arrimando el ascua a su sardina. Pero de algo si estoy seguro: que los españoles estamos hasta el gorro de estos juegos partidistas y que es un vergüenza que sólo Ibarretxe haya reconocido lo obvio: no están a la altura.
Andrés Aberasturi.