Actualizado 17/11/2007 01:00

Andrés Aberasturi.- Yo no soy una empresa española

MADRID 17 Nov. (OTR/PRESS) -

Lo malo del futuro es que aún no ha llegado y para contemplarlo hay que esperar en el presente. Esto, que parece una cuchufleta filosófíca de andar por casa y realmente lo es, resulta también una obviedad que el Gobierno debería tener en cuenta en la crisis abierta con los países -entiéndase: con los gobiernos de los países- latino americanos que están el orbita del pintoresco don Hugo Chávez. Se trata de no echar leña al fuego, de pasar página, de "mirar al futuro" como volvía a repetir la vicepresidenta tras el Consejo de Ministros. Pero estas buenas intenciones son inútiles cuando se llevan a la práctica de forma unilateral.

Reflexiona Fidel Castro por escrito sobre las actuaciones de Zapatero y el Rey: "Aportaron pruebas irrebatibles de las conductas y los métodos genocidas del Imperio, sus cómplices, y las anestesiadas víctimas del Tercer Mundo", y añade que "en aquél ambiente tenso brilló la inteligencia y la capacidad de Chávez". Vale. Lo de genocidas se ha puesto de moda, pero hay que mirar al futuro y que acusen a España de semejante cosa, no tiene más importancia, hay que pasar página.

¿Y cómo se pasa página? Pues, además de haciendo oídos sordos a toda esta sarta de insultos y menosprecios, encargando un estudio sobre la actuación de las empresas españolas en Iberoamerica que se encarga de realizar Agencia la Española de Cooperación Internacional, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, junto a varios sindicatos y que deja claro como estas multinacionales están "empobreciendo las condiciones laborales, en vez de mejorarlas". No sé si eso será no echar leña al fuego, pero después de semejante informe, habrá que prepararse para oír a populistas de turno. Pero semejante informe, que sin duda no beneficia nada ni a las empresas ni a la política exterior del Gobierno, no deja de ser una dolorosa verdad que convendría que todos tuviésemos clara a la hora de sentirnos aludidos. Desde luego yo no soy ninguna empresa española instalada en ningún país, ni siquiera en España, y me molestan enormemente los posibles abusos que puedan cometer. Cuando una empresa decide establecerse en un punto, no va como una ONG sino a sacar el mayor rendimiento posible de su inversión. Eso lo puede hacer de dos maneras: bien o mal. Y me temo -y ahí está el informe de la Agencia Española- que se está en ocasiones más cerca del abuso en las jornadas laborales, en las retribuciones y en el escaso reconocimiento de los derechos de los trabajadores. Así que empecemos a diferenciar.

Que se ponga de moda tildarnos a todos de genocidas, pues va a ser que no, que habrá que decir algo y además claro. Que en nombre de los "intereses económicos" se guarde silencio y se mire al futuro, pues va a ser que tampoco. Que los intereses económicos los defiendan las empresas implicadas y justifiquen sus actuaciones y si como consecuencia remota de todo eso se reparten menos dividendos y al repartirse menos me suben a mi la luz o los intereses o las comisiones, pues entonces habrá que pedir cuentas al Gobierno y preguntar qué está pasando y cuánto cree que podemos aguantar con las subidas que ya -venezuelas aparte- se están produciendo en la vida diaria de todos nosotros.

Andrés Aberasturi.

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