MADRID 17 Mar. (OTR/PRESS) -
El congreso aprobó ayer la Ley de Igualdad. En su conjunto es una buena ley, una ley necesaria, una ley en verdad progresista. Lo es en los aspectos laborales, en avanzar hacia la ecuación igual trabajo-igual salario, hoy muy desequilibrada, lo es en los permisos de maternidad y paternidad, lo es en el apartado del apoyo, porque lo es, a la natalidad y de una manera en verdad inteligente. En suma, que es una buena ley. Aunque haya consagrado un disparate. Pero primero hay que señalar su valores que existen y que traerán consecuencias positivas a nuestra sociedad y a nuestras vidas. Tanto que hasta minimizan el borrón que por muy asumido que esté por lo políticamente correcto no deja de haberse echado y que a juicio de bastantes vulnera derechos y libertades esenciales.
Subyace en su fondo la teoría de la discriminación positiva sobre la mujer. Un concepto tramposo, injusto, antigualitario y anticonstitucional. Porque la Constitución afirma la igualdad de sexos y la no discriminación de nadie por esa razón. De la mujer, claro ¡Pero también del hombre! Y si se discrimina "positivamente" a una mujer es porque en el otro lado de la balanza se está discriminado o negativamente a un hombre. Y por razón de sexo. Discriminación, en realidad solo hay una. Y es perversa siempre, se apellide como les quiera dar la gana.
La consecuencia son las cuotas. ¿Y que sucede con ellas?. Pues que imponerlas supone no solo renunciar al principio de idoneidad sino conculcarlo de la manera más flagrante. No ha de valorarse, con la cuota, independientemente de la condición femenina y masculina, la idoneidad de la persona, que es lo igualitario, lo progresista y lo justo, sino esa condición de sexo que se impone a cualquier otra.
En la caricatura, además, nos damos de bruces con el verdadero esperpento. Un partido -y a todos aquí se les vulnera creo una libertad que no puede ser violentada- podría poner toda su lista de mujeres, como puede hacerse sin escándalo una orquesta. Pero eso resulta execrable pecado si se hace "sólo" de hombres. ¿Me puede explicar alguien cual es la diferencia? ¿En que filosofía igualitaria puede tal estrambote justificarse?. Pues se toma como bueno y oponerse lleva acarreado de inmediato el anatema de machista y algunas otras y aún peores consecuencias.
Pero si hubiera que tomar un ejemplo de dónde conduce tal posición basta tan solo contemplar dónde le ha llevado la cosa a Zapatero en su propio Gobierno. Y esa estupidez de no poder elegir a la persona más idónea para un cargo sino tener que buscarla por ejemplo en mujer y extremeña, por la otra cuota territorial, y ¡hala!: la Trujillo . El segundo disparate es meterse con esta ley por los consejos de administración de las empresas privadas. Obligar, aunque aquí concientes del autentico callejón en que se meten dejan resquicios de mucho escape, a poner en los consejos de administración a mujeres por decreto no es ni operativo y choca frontalmente con la libertad de la iniciativa privada.
Pero en fin, casi como que uno contaba con los disparates y tiene más bien un buen regusto por los aciertos. La ley, en su conjunto, es necesaria y resuelve verdaderos problemas cotidianos y que afectan a la vida ciudadana. Habrá que ver lo que nos cuesta. Pero como es justa habrá que pagarla. Traerá bienes. Y, a pesar de los borrones, uno ayer hasta la hubiera votado. Aunque hubiera sido tapándose la nariz en lo de la imposición de cuotas y otras discriminaciones, que no por apellidarse arteramente, dejan de ofender a la igualdad verdadera entre las personas.
Antonio Pérez Henares.