Actualizado 20/11/2007 01:00

Antonio Casado.- Un 20-N distinto

MADRID 20 Nov. (OTR/PRESS) -

Vivo en una zona de Madrid por la que se ven pasar, año tras año, a estos falangistas tardíos que en esta fecha del 20-N peregrinan al Valle de los Caídos. Los hay de todos los pelajes. Desde quienes mezclan a José Antonio Primo de Rivera con Francisco Franco en el homenaje, porque también los despachan en el mismo paquete político, hasta quienes no quieren saber nada del Franquismo y siguen viendo al fundador de la Falange a líder incompatible con las ideas del general Franco.

Camisa azul arremangada por encima del codo, expuestos a las bajas temperaturas de noviembre, desde la noche del 19 y la madrugada del 20, todos marchan a buen paso por la carretera de La Coruña, escoltados y protegidos del tráfico por la Guardia Civil -para que tampoco ellos sean un peligro en los arcenes de la autopista-, por grupos, detrás de una corona de flores que será depositada en la tumba del fundador, o la del dictador, o en ambas. Año tras año, como digo, sin molestar, sin ser molestados, en el ejercicio del derecho a expresar sus devociones políticas como les venga en gana.

En esta ocasión las evocaciones rituales de Franco y Primo de Rivera llegan cargadas de memoria histórica. Por el debate en el Parlamento y en la opinión pública sobre el proyecto de ley del mismo nombre. Al calor del mismo afloran grupos, lemas o gritos inesperados que vienen a desbordar los límites de lo que en estos últimos años se había quedado en una conmemoración marginal, propia de nostálgicos absolutamente inofensivos.

Celebración perfectamente asumida por esa gran mayoría social no inclinada a honrar la memoria de las dos figuras cuya muerte se produjo un 20 de noviembre. En 1936, la del fundador de Falange, en la cárcel de Alicante, donde fue fusilado por sentencia de un tribunal popular. En 1975, la del anterior jefe del Estado, en la clínica La Paz, "por parada cardiaca como episodio final de un shock tóxico por peritonitis" (Acta notarial del fallecimiento).

Pero este año, como digo, las cosas son distintas. Por la controversia sobre la llamada Ley de Memoria Histórica y por la muerte del joven "antifascista", apuñalado por un militante "fascista", ya detenido y encarcelado. La primero nos hace ver y escuchar sandeces entre los "fascistas", tales como el lema: "Primo de Rivera, asesinado por los socialistas en 1936. Y entre los "antifascistas". Como ese grito testicular oído en sus manifestaciones: "A por ellos, como en Paracuellos". Y la segunda circunstancia, la muerte del muchacho en la zona madrileña de Legazpi, deja flotando unos aires de revancha que ya pusieron en peligro el orden público durante el pasado fin de semana, sobre todo en Barcelona. De momento las cosas no han ido a mayores.

Antonio Casado

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