Actualizado 24/11/2007 01:00

Antonio Casado.- Alcaraz, superstar

MADRID 24 Nov. (OTR/PRESS) -

Este sábado, enésima manifestación contra el Gobierno Zapatero en nombre de las víctimas del terrorismo. Las adscritas a la AVT, se entiende. No son todas ni todas las adscritas se sienten representadas en el estrellato mediático y político de su presidente, Francisco José Alcaraz. La marcha, convocada para las cinco de la tarde, está en la agenda de grupos ultraderechistas cuya presencia es indeseada y temida por los organizadores de la marcha. Dicho sea de paso. La ruidosa novedad es la anunciada ausencia del líder del PP. Convencido de los desperfectos que puede ocasionarle una foto con Alcaraz, Mariano Rajoy ha decidido buscarse una coartada de agenda para no prestarse de nuevo al atrevido juego político de este extraño personaje. Mucho menos en vísperas de unas elecciones y en evidente repliegue del terrorismo en el ranking de preocupaciones reales de los ciudadanos.

No es la primera vez que Rajoy marca distancias con Alcaraz. Hace unos meses ya advirtió en una reunión de la Ejecutiva de su partido contra la tendencia a marcar el paso de las ocurrencias del presidente de la AVT. Pero no ha tenido mucho éxito, a la vista de los dirigentes de su partido que, a pesar de aquellas advertencias y de la elocuente espantada almeriense del jefe, piensan asistir a la manifestación. La mal traída excusa de estos dirigentes -Angel Acebes, Esperanza Aguirre y Jaime Mayor Oreja, entre otros, han anunciado su asistencia- es la de estar apoyando a las pobres víctimas del terrorismo frente a la perversa intención de Zapatero de gobernar con ETA. Una intención denunciada en ocho o nueve manifestaciones -ya hemos perdido la cuenta-, que caracterizan la tarea del presidente de la AVT, muy cercana a la política y muy alejada de los problemas reales de sus afiliados.

Si acaso el señor Alcaraz desempeña una labor de asistencia a las víctimas del terrorismo, hemos de admitir que lo hace de forma muy discreta, pues son celebradas y conocidas sus intervenciones contra el Gobierno pero está inédito en gestiones encaminadas a mejorar la calidad de vida de las víctimas. Respecto al cuadro esquizoide que presenta la dirección oficial del PP -el partido apoya pero el líder se desmarca-, es demoledor porque envía un mensaje contradictorio que los votantes tienden a penalizar. Tal vez sean demasiado tardíos estos gestos de Rajoy cuando Alcaraz y otros elementos ajenos a la dirección política del centro-derecha -sobre todo mediáticos-, ya han hecho el daño y éste es irreversible para la causa electoral del PP.

Antonio Casado.

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