Actualizado 20/02/2007 01:00

Antonio Casado.- Cádiz: Ingenio y tolerancia

MADRID 20 Feb. (OTR/PRESS) -

Todavía están a tiempo quienes necesitan un baño de tolerancia en la tierra que la inventó. Hasta el domingo de piñata. Inmersión en el ingenio y tratamiento ideal muy indicado para intolerantes y sectarios. Sin bisturí, sin sacrificios, sin dietas, sin otro esfuerzo adicional que abrir las orejas sobradamente compensado con el placer de viajar a este viejo y salado rincón que ahora responde al eslogan "La ciudad que sonríe". "Si Cádiz es la ciudad que sonríe, que sonría cuando quiera, y que su risa no sirva para malvenderla fuera", dice una de las comparsas de este año. La autocrítica, pariente cercano de la tolerancia, que no falte. Pero tampoco falta la reprobación de lo reprobable en el entorno.

Verdadera crónica de la vida pública durante el último año y estampas sonoras de la vida real. Esta vez, en este primer domingo del carnaval gaditano y de muchos lugares de la geografía andaluza, en indeseada coincidencia con la llamada a las urnas para pronunciarse sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. Las penosas cifras de participación fueron aún más altas de lo previsto. Especialmente en Cádiz, donde además se tomó como un agravio la elección de la fecha. Una de las comparsas, "Los hijos de la libertad", expresa en un cuplé su irritación con el presidente andaluz, Manuel Chaves, gaditano para más inrri, por fechar el referéndum autonómico en un domingo de Carnaval, donde él no se juega nada pero hace la puñeta a sus paisanos. Y le retan de esta guisa: "A ver si tienes cojones de convocar las autonómicas en plena feria de Sevilla".

"A la libertad la llamaron Cádiz", canta una comparsa. Y en el repertorio del coro ganador de este año hay incluso un "Viva la Pepa", aunque no se refiere a la Constitución de 1812 sino a una sacrificada mujer en severa lucha por sacar adelante a su humilde familia.

Historias de cada día. Inevitable repaso a la vida pública del último año. Es la fiesta del ingenio y, sobre todo, de la tolerancia. Los gaditanos no han tenido necesidad de aprenderla porque la han mamado. Sus carnavales como remedio contra la crispación y el sectarismo. Sin señalar, pues anidan a uno y otro lado de las fronteras políticas. Lo vimos en un coro de payasos ("La república gaditana"). La mitad, a la izquierda del escenario, llevan una gran rosa en la solapa. La otra mitad, a la derecha, un gorro en forma de gaviota. Al final se abrazan porque en "La guerra de "Cái", lo importante es "Cái". Cádiz, como símbolo de lo que es común, de lo que hemos de salvaguardar en medio de la bronca.

Antonio Casado.

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