MADRID 6 Mar. (OTR/PRESS) -
El PP y los climas artificiales de opinión. La historia de la Legislatura. Uno de los más sonados: España se rompe. Y para mantenerlo, vale todo. Vale incluso poner en apuros a su propia gente, según donde viva. Ejemplo: el trasvase del Ebro. Pero ninguno tan vivo, por lo reciente, como el caso de Manel Nevot, un agente inmobiliario multado en Vilanova i la Geltrú por no poner en catalán el rótulo de su establecimiento.
El caso Nevot se hizo famoso en el segundo debate televisado Zapatero-Rajoy. Lo usó el líder del PP para seguir atizando el fuego por un inexistente peligro de muerte del castellano en Cataluña. Eso supone alimentar un clima de opinión falso, ajeno a la realidad diaria en Cataluña, artificial, forzado, ficticio, fabricado expresamente para servir de pedrada contra el adversario, pero sólo en los ámbitos políticos y mediáticos de Madrid. Ni siquiera se le puede reconocer como resorte argumental en el discurso del PP catalán, cuyos responsables se ven descolocados cuando sus dirigentes nacionales convierten en categorías ciertas anécdotas relacionadas con la política lingüística de la Generalitat. Eso es poner en apuros a su propia gente. Como cuando Rajoy y Aznar se muestran partidario del trasvase del Ebro, sabiendo que el líder del PP aragonés, Gustavo Alcalde, anunció que dimitiría si el trasvase de llevaba a cabo.
Pero, aparte de los desajustes internos causados por esta afición del PP a los climas artificiales, vale la pena recordar algunos detalles para dejar el caso Nevot en los límites de una pura anécdota que en absoluto nos remite a una eventual preocupación -y legítima, claro-, por el futuro del castellano en esta Comunidad Autónoma. No es el caso. Ni existe el problema ni existe esa preocupación en Cataluña, donde absolutamente nadie trabaja para prohibir, perseguir o eliminar la lengua castellana. Y es irresponsable dedicarse ventear conflictos inexistentes, salvo que el propósito sea crearlos. Vamos con esos detalles. El primero y más importante es que no está prohibido rotular en castellano. A Manel Nevot, declarado simpatizante del PP, le han puesto una sanción por carecer de rótulo en catalán, no por rotular en castellano. Una segunda obviedad es que Nevot ha recurrido la multa, pero no en gallarda defensa de su derecho a rotular sólo en castellano, sino para alegar que su establecimiento estaba rotulado también en catalán, aunque el cartel lo tenía, al parecer en el interior y no en el escaparate.
Se puede discutir la norma que obliga a rotular al menos en catalán, ("al menos", eso es lo que dice la normativa lingüística), pero discutiremos en el vacío porque su aplicación no ha generado problemas reales. Donde no hay problemas no hay que inventarlos. Y mucho menos para convertirlos en pedrada política.
Antonio Casado.