Actualizado 01/12/2007 01:00

Antonio Casado.- La cesta de la compra

MADRID 1 Dic. (OTR/PRESS) -

La cesta de la compra se empeña en ensombrecer el futuro electoral de Zapatero. El último recado son las cinco décimas de aumento en la inflación de noviembre, lo que deja tasa interanual en el 4,1%. Esto supone más gasto público y menos poder adquisitivo de los salarios, base de las economías familiares. Lo primero repercute en las arcas del Estado y lo segundo en el bolsillo de los ciudadanos. Este segundo efecto indeseable de la subida de los precios es especialmente relevante en vísperas electorales y Mariano Rajoy, el aspirante a la Moncloa por el PP, ya lo está utilizando como arma electoral. Es legítimo.

Sabe que el calendario juega contra su adversario político y no va a dejar de incluir todo lo relacionado con la cesta de la compra en su hoja de ruta hacia las urnas de marzo. Harina de otro costal es que logre inocular en el electorado la desconfianza en la capacidad gestora del Gobierno. O, mejor dicho, la confianza en que el PP puede arreglarlo. No se trata de repetir hasta el aburrimiento que el coste de la vida sube y tiende a subir cada vez más, pues los datos ya están haciendo ese trabajo, sino de convencer a los votantes de que el PP es capaz de poner remedio a la situación.

Es la tarea pendiente de Rajoy para el tiempo que falta hasta las elecciones del 9 de marzo. La del Gobierno consiste en tratar de imponerse al calendario y llegar a marzo antes de que se escenifique el malestar de las familias. El dato provisional sobre la inflación de noviembre ha vuelto a ser malo. Y el de los próximos meses también serán malos. Eso lo ha reconocido hasta el vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, recién recuperado para la causa electoral del PSOE. Zapatero juega contra el reloj y por ahora va perdiendo.

Los datos de los dos últimos meses son alarmantes. En el mes de octubre ya se registró una subida de precios del 1,3 %, lo que situaba la inflación interanual en el 3,6 % (últimos doce meses). Con la subida de noviembre ya estamos en el 4,1 %. Dice Solbes que no hay que rasgarse las vestiduras, pero en Moncloa se han encendido las alarmas y el líder del PP, Mariano Rajoy, ya ha empezado a castigar con cierto método este punto débil del Gobierno. En la actual situación de Estado rico (superávit en las cuentas públicas) con familias pobres (cada vez más problemas para llegar a fin de mes), el impacto político que se esconde bajo la frialdad de las cifras reside en la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados. Mayor pérdida a medida que se desciende en la escala. Y resulta que las subidas mayores del IPC afectan sobre todo a productos a los básicos. Si la tendencia no cambia, la "revuelta del pan" se le puede venir encima al Gobierno antes de las elecciones. De momento sólo es una metáfora.

Antonio Casado.

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