MADRID 19 Jun. (OTR/PRESS) -
Con lenguaje de hace veinte años habría que decir que fue un día de transistores. Me refiero a la jornada del domingo pasado, cuando el fútbol y los toros desalojaron de la actualidad la constitución de los nuevos ayuntamientos, las elecciones francesas, la guerra civil palestina o la víctima número treinta y cinco de la violencia machista en España. Domingo de transistores y de mandos a distancia para un final de Liga de infarto y para celebrar el retorno de un torero laico, José Tomás, después de un paréntesis de cinco años.
Hay un algo de respuesta social a los agoreros más o menos deliberada. Me refiero al hecho de que tantos españoles de muy diferente condición socio-cultural se apasionen de este modo con el triunfal regreso a los ruedos de José Tomás y los últimos minutos de la Liga de Fútbol, mientras suenan los clarines de un inminente atentado mortal de ETA en una España que se rompe y un Gobierno que se rinde a los terroristas. Buena señal que la sociedad marque su propio paso, a la contra de los pertinaces creadores de climas artificiales por cuenta ajena.
Fútbol y toros son dos formas genuinas en la expresión lúdica del país, el paisaje y el paisanaje que nos pertenecen y a los que pertenecemos. Es el clásico "pan y circo" del poeta Juvenal. Con la muy probable complacencia de Zapatero, pero sin la intervención directa del poder. Ya no estamos en la época romana, cuando los emperadores regalaban trigo y entradas para el circo como una forma de mantener al pueblo alejado de la política. Ahora ya no hace falta porque cada uno se paga el circo de su propio bolsillo y no hace falta esforzarse en conseguir que se olvide de la política. Lo de la invitación al circo como soborno ha pasado a la historia. Si vale la pena, uno paga lo que sea de su pecunio. Véanse los precios de reventa en vísperas de la corrida de toros del domingo pasado en Barcelona, donde el poco comunicativo torero de Galapagar ganó por goleada a los nacionalistas catalanes y otras legiones de larga estirpe antitaurina. "Vendo frasco de desodorante y regalo una entrada para ver a José Tomás", ha sido la plantilla utilizada en internet. La reventa especulativa de entradas para un espectáculo público, de precios fijos, claro, está prohibida pero nadie puede impedir la compra de un frasco de desodorante por 900 o 1000 euros, con regalo suplementario de vendedor agradecido.
La banda sonora del pasado domingo se completó con la lucha de siete equipos españoles por ser campeones de Liga o por no bajar a segunda división. Media España, o más, que no es la de Zapatero ni la de Rajoy, ni falta que le hace, estuvo pendiente de lo que ocurría en los campos de fútbol. Entre felicitar al Real Madrid por su trabajada conquista de la Liga 2006-07 o hacer quinielas sobre el próximo zarpazo de ETA no hay color. Millones de españoles encontraron este fin de semana en el fútbol y los toros un saludable pretexto para ignorar el discurso de los agoreros que nos amargan la vida. Qué buena noticia.
Antonio Casado.