Actualizado 11/10/2008 02:00

Antonio Casado.- Indolencia bursátil

MADRID 11 Oct. (OTR/PRESS) -

Las bolsas no se dejan seducir fácilmente. Eso ha quedado claro tras las intervenciones de los Gobiernos y bancos centrales de los países industrializados para reanimar la economía, con masivas inyecciones de liquidez en los circuitos financieros norteamericanos y europeos. Los recientes batacazos en los mercados bursátiles sugieren que éstos no se han creído el plan Bush (rescate de activos tóxicos) y las imitaciones consiguientes en países de la Unión Europea, España entre otros.

El estupor sigue aumentando. Algo mucho más grave de lo imaginado está ocurriendo si las generosas inyecciones de liquidez, la bajada concertada de tipos de interés, la caída de los precios del petróleo y la elevación de los umbrales de garantía sobre los depósitos de los ahorradores, dejan indiferentes a las bolsas de todo el mundo. Y no creo que se pueda endosar sin más, como se ha dicho, a la ausencia de un verdadero liderazgo mundial en la cruzada contra una crisis económica ya comparada a la gran depresión de 1929.

Tampoco pasa de ser una simpleza atribuir la indolencia bursátil al hecho de que estas operaciones de rescate patrocinadas por los poderes públicos han sido diseñadas en Estados Unidos por los mismos gobernantes irresponsables que permitieron el suflé financiero, los mismos que se tomaron vacaciones mientras crecía la burbuja inmobiliaria con la profusión de las llamadas hipotecas basuras con muy escasos elementos de control, regulación y supervisión.

Según los expertos, pero no todos, las bolsas se están absteniendo de apostar por una economía real que, según el FMI (Fondo Monetario Internacional), está en recesión o va a estarlo en 2009. Eso explicaría la desconfianza de los inversores, como causa remota de los desplomes. Pero las causas más cercanas de la insumisión bursátil habría que buscarlas en las propias medidas adoptadas por los gobernantes y los bancos centrales. Porque las consideran cuantitativamente escasas o porque las consideran cualitativamente inadecuadas.

Si nos atenemos a la lógica económica en los países de libre mercado, habría que inclinarse por la segunda de las hipótesis como causa más probable de la falta de reacción de las bolsas ante dichas medidas. En ese caso estaría fallando la receta, más próxima al intervencionismo socialdemócrata. Las bolsas estarían diciéndonos que ese no es el camino.

Es la hipótesis más razonable. Que las bolsas se están encomendando a la mano invisible del mercado, cuya tarea consistiría en permitir la purga del sistema y que luego las leyes de la oferta y la demanda vuelvan a fijar el precio real de las cosas. Estaríamos, pues, ante un largo y penoso proceso de reajuste. O de limpieza, para no dejar nada debajo de la alfombra cuando vuelva la recuperación.

Antonio Casado.

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