MADRID 22 Feb. (OTR/PRESS) -
Ni una brizna de grandeza al paso de los acusados por el juicio del 11-M. Ante el tribunal se comportan como delincuentes comunes sin ningún recato en el uso de la mentira y la simulación. Un comportamiento que, por lo general, responde a las instrucciones de los abogados. En este caso, además, se aplica al pie de la letra lo que al respecto figura en una especie de enciclopedia de la Yihad, al alcance de cualquiera que tenga un ordenador y domine la lengua árabe.
Aparece en muchas de las webs islámicas. Concretamente en un documento titulado "Púlpito de la Unión y la Yihad". Una versión impresa del mismo apareció en el piso de Leganés donde se suicidaron siete de los autores materiales de la masacre del 11 de marzo en Madrid. Ahí se explica, entre otras cosas, cómo enfrentarse a los interrogadores, tanto desde el punto de vista físico como psíquico. Consejos varios: "debes negarlo todo con firmeza", "a pesar de las denuncias de los policías o las confesiones de los demás", porque "tu confesión en los tribunales será la mejor prueba contra ti mismo"; "la confesión parcial es el principio de la confesión completa"; "la resistencia debe ser total, lo que quiere decir ocultar todo", etc.
Tampoco es nueva la actitud de Mohamed Almallah Dabas. Declaró este martes como miembro de la célula islámica que perpetró la masacre. El ejemplo mejor acabado en seguir los consejos del manual del combatiente islámico para infiltrarse en sociedades occidentales. Más conocido como Abu Omar, este procesado apareció con traje y corbata a estrenar ante el tribunal. Llegó a afiliarse al PSOE tras los atentados y desveló sin venir a cuento que tenía videos porno en su casa. Ambas cosas están reñidas con su religión, pero el manual justifica incluso el perjurio si sirve para proteger a otro mujahidín.
En esa línea está la maniobra de uno de los presuntos autores materiales, Nasal Ghalyoun, cuya defensa intentó el otro día implicar a ETA mediante la aportación de una prueba falsa (la foto de un temporizador de los usados por la banda terrorista vasca). En definitiva, comportamientos inesperados en quienes van de luchadores del Islam pero reaccionan como vulgares delincuentes. La supervivencia individual por encima de la causa. Ni el más mínimo rastro de heroísmo en estos mujahidines de la simulación. Todo forma parte de una estrategia preconcebida y, al parecer, especialmente elaborada para los miembros de la corriente de raíz egipcia "Takfir Wal Hijra", a la que también pertenecía Mohammed Atta, uno de los autores de los ataques a las torres gemelas de Nueva York.
Antonio Casado.