Actualizado 26/05/2007 02:00

Antonio Casado.- El masivo sondeo del 27-M

MADRID 26 May. (OTR/PRESS) -

Las elecciones del domingo tienen el valor de una macroencuesta. Un supersondeo de voluntades relativamente útil para saber cómo marcha la singular batalla por el poder que libran Zapatero y Rajoy. La batalla terminará en la noche electoral de las próximas generales y su dramático desenlace será la muerte política de uno de los dos primeros espadas del ruedo ibérico.

Para eso todavía quedan nueve meses. O menos si hay disolución anticipada de la Legislatura. Solo si Zapatero tuviera muy clara una mayoría holgada para gobernar con menos hipotecas que ahora. Y no es el caso. De todos modos, buenos serán los datos del domingo que viene por la noche para tener más elementos de juicio, aunque ya podemos anticipar que, no siendo previsibles grandes cambios en los mapas del poder municipal y autonómico, asistiremos a la consabida interpretación siempre interesada por parte de los contendientes.

Frente a ese sectarismo de los partidos a la hora de descifrar los datos de una noche electoral, deberíamos prevenirnos mediante el uso de una plantilla previa con elementos fijos de análisis. El primero es encajar los comicios del domingo como una primera vuelta de las elecciones generales. Así lo han querido el Gobierno y el primer partido de la oposición. Lo acredita la intensiva participación de Zapatero y Rajoy en una campaña que debería haber quedado reservada a candidatos locales y autonómicos. Significa que ambos consideran abierta la batalla por la Moncloa. Normal en el aspirante y preocupante en el titular.

Respecto al manejo de datos, antes de descifrarlos en una u otra dirección, es importante saber que la única magnitud a escala nacional disponible en la noche del domingo será la suma de votos en los más de ocho mil ayuntamientos españoles. No hay un alineamiento uniforme de las opciones de voto, porque cada ayuntamiento es una historia, pero la comparación con el mismo dato de 2003 nos dirá cuál de las dos grandes siglas, PSOE o PP, queda mejor situada de cara a las generales. El partido ganador de las municipales gana siempre las próximas generales, según la experiencia del último cuarto de siglo. Sobre la misma base de los votos locales también será muy elocuente el dato de la participación. Aunque se trata de elegir a los gobernantes más próximos al ciudadano, el abstencionismo de estas elecciones es un clásico.

Siempre al menos diez puntos más que en generales. Eso perjudica al PSOE, cuya marca acumula los mayores porcentajes de desistimiento en municipales y autonómicas. Lo demás habrá que medirlo en términos de más o menos poder institucional para el PSOE o para el PP, según ayuntamientos o comunidades ganados o perdidos. Y eso perjudica al PP, por las dificultades que en estos momentos tiene para pactar con grupos nacionalistas o regionalistas intermedios.

Antonio Casado.

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