MADRID 12 May. (OTR/PRESS) -
Se nos ha echado encima la campaña electoral de las municipales y autonómicas del 27 de mayo. Una desgracia. Por lo mucho que cuesta y lo poco que aporta. Gastos inútiles para una tormenta de palabras vacías. Abróchense los cinturones. Más de ocho mil alcaldías y trece Comunidades Autónomas en liza, aunque la banda sonora al inicio de la campaña, que arrancó en el primer minuto del viernes, era la del Tribunal Constitucional y su sentencia básicamente ratificadora de casi 400 candidaturas anuladas previamente por el Tribunal Supremo.
A la banda sonora que acompañó el arranque de la campaña electoral pertenece la ruidosa ofensiva del PP contra el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, como ex presidente de la Oficina Económica de Moncloa. Una ofensiva de dudosa eficacia, si hemos de creer a los responsables de la campaña electoral del PSOE, dispuestos a demostrar con datos que el culebrón de la CNMV ha contribuido a aumentar el índice de conocimiento de Sebastián.
Como incursión de los grandes asuntos nacionales en una campaña de escala municipal y autonómica, peor es la utilización de la política antiterrorista por parte del PP. Por desgracia, no se ha parado en la recién iniciada campaña. Con ese ligero toque surrealista firmado por el mismísimo Mariano Rajoy al decir que los etarras estarán presentes en más de 100 ayuntamientos. Es un sartenazo más al Gobierno, pero si fuese verdadera su denuncia al menos nos evitaríamos males mayores. Lo digo por las amenazas de ETA de volver a amargarnos la vida si a sus amigos de Batasuna no les dejan participar en las elecciones.
"Si no hay candidaturas, habrá una T-5", ha dicho la banda en un comunicado a los dirigentes de Batasuna ¿Y las habrá? Bueno, Rajoy dice que sí y por eso estaría bien que tuviera razón. Nos evitaríamos esa T-5 con la que Eta nos amenaza si no dejan a sus amigos participar en las elecciones del 27-M. Pero si, como sostiene el PP, ZP cumple sus compromisos y sigue en su política de claudicación ante la banda terrorista, al permitir su presencia en más de cien ayuntamientos, según asegura Rajoy, pues al menos estaríamos a salvo de esa amenaza de ETA.
¿No les parece surrealista? Por supuesto, pero no más surrealista que la conformidad de Camps con las declaraciones del presidente de la Formula One, Berni Ecclestone, que garantiza la elección de Valencia como sede de un Gran Premio, sólo si Camps (PP) gana las elecciones y continúa al frente de la Comunidad. El magnate, amigo de Aznar, es un necio por vincular una organización deportiva a un partido político. Pero es peor lo de Camps, por considerar razonable el castigo a los valencianos si éstos optan en las urnas por el candidato socialista, Joan Ignasi Pla.
El resto de la campaña es lo de siempre: cintas de vídeo, mentiras de laboratorio, discursos vacíos y un debate para la galería cada vez más alejado del hombre de la calle. Y así quince días más.
Antonio Casado.