Actualizado 19/01/2010 13:00

Antonio Casado.- Pedradas verbales.

MADRID 19 Ene. (OTR/PRESS) -

Cada vez más barato, cada vez más pobre, el debate bipartidista como trasunto de la descarnada lucha por el poder. Lo último es ese cruce de pedradas verbales entre María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, y Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE. Aprovechando una reunión de partido en Palma de Mallorca, Cospedal calificó al Gobierno socialista de Baleares de "macedonia de partidos" unidos por la complicidad en la corrupción. Y Pajín le respondió que es mejor ser una macedonia que no "un cesto de manzanas podridas". Las dos se quedaron tan anchas.

Cruces verbales que no llevan a ninguna parte, brindan a los ciudadanos la oportunidad de manifestarse con desdén sobre la clase política y desvían la atención de lo realmente importante en una confrontación. Incluso en una confrontación dialéctica.

Sin salir del escenario mallorquín, donde se ha celebrado la XV Interparlamentaria del PP, la mencionada Cospedal se refiere a Zapatero como alguien que manipula las instituciones, aumenta la seguridad jurídica y recorta las libertades.

A mi juicio, semejante forma de referirse al presidente del Gobierno de la Nación desborda escandalosamente el derecho a la crítica que asiste a un partido de oposición aspirante a gobernar. Porque si fuera como Cospedal dice, si Zapatero estuviera haciendo deliberadamente todo eso, estaríamos ante un gobernante insensato.

Y si estamos ante un gobernante tan insensato, la obligación constitucional e incluso el deber patriótico del PP tendría que ejercerse mediante la inmediata presentación de una moción de censura que, siendo tan evidentes esas malas prácticas de Zapatero, contaría con respaldo suficiente para echar del poder a un partido que ni siquiera tiene mayoría absoluta para hacer de su capa un sayo en el Parlamento. Si no lo hace, es que el PP no cree realmente lo que dice, en cuyo caso los insensatos son sus dirigentes, o está contribuyendo irresponsablemente a la continuidad de un Gobierno capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder.

Nadie diría que Zapatero está en eso viendo la plúmbea entrevista publicada este domingo en "El País", en la que vemos a un Zapatero aburrido y a la defensiva. Kilómetros de conversación echando balones fuera. Ya no va de sobrado ni de optimista, sino consciente de su caída en las encuestas.

Se advierte en Zapatero un cierto repliegue en su capacidad de apuesta política. Como si se hubiera resignado a ver sus iniciativas condenadas a desaparecer arrastradas por la crisis económica y su diaria instrumentación por parte del PP. Pero nada le sugiere a Zapatero esa instrumentación. Ni media palabra sobre el obsceno aprovechamiento de los malos datos económicos por parte del adversario ni sobre los excesos verbales de Cospedal y otros dirigentes del PP.

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