Actualizado 03/11/2007 01:00

Antonio Casado.- La potencia de la trama

MADRID 3 Nov. (OTR/PRESS) -

Formidable. O sea, temible, ha sido y es la trama que, inspirada en la doctrina Aznar (los autores no están en "lejanas montañas ni en desiertos remotos") ha marcado la Legislatura y, a mi juicio, ha arruinado la causa política y electoral de Mariano Rajoy. La potencia de esa operación intoxicadora se plasma en la respuesta judicial al ¿Quién ha sido?: "Una célula yihadista sin vinculación con ETA", dice la sentencia sobre la autoría de la masacre. Parece absurdo mencionar a Eta para acreditar su desvinculación.

Por el mismo precio se podía haber descartado al IRA, el Frente de Liberación de Québec, o el de Córcega, los kurdos, los armenios, o el club de amigos del Clarinete. Si se dictamina sobre los autores de un delito, se acomoda mal a un pensamiento lógico mencionar a quienes no han sido, a quienes nada tienen que ver. Especialmente en un texto tan riguroso. Sin embargo, la sentencia se presta a formalizar la desvinculación de ETA.

Algunos lo vemos como una concesión a los escribanos de la verdad subversiva, que está sirviendo para alentar la absurda polémica no en torno a lo ocurrido, sino a lo que no ocurrió. Lo real impone límites mientras que en lo virtual cabe todo. Cabe, por ejemplo, sugerir que detrás de la matanza hay un "mister X", como en los GAL. Y quien no apoye esa indagación es por miedo a la verdad. Dirán ustedes que el tribunal estaba obligado a desvincular expresamente a ETA de los atentados, una vez practicadas las pruebas solicitadas por algunas de las partes, para que nadie pudiera alegar indefensión, parcialidad del tribunal o falta de garantías procesales. Correcto. Eso es así desde el punto de vista técnico. Lo malo es que, junto a la exclusión de ETA, se constata la falta de "autores intelectuales". Los dos términos hacen explosiva la ecuación.

Si, por un lado, no ha sido ETA pero, por otro, los autores habitan entre nosotros, según la doctrina Aznar-Ramírez-Losantos, el culebrón de la Legislatura queda garantizado hasta la noche electoral, cuando los vientos purificadores de las urnas arrastren a los trovadores de la llamada teoría de la conspiración. Que no ha sido ETA, por un lado, y que no se ha podido determinar al "autor intelectual" de la masacre del 11-M, por otro, lo verbaliza la sentencia y lo recoge parte de la prensa internacional. La sentencia no podía dejar de mencionarlo. De acuerdo. Pero reconozcamos también la potencia de fuego desplegada por los autores intelectuales de esta colosal manipulación de la realidad (Aznar, Losantos y Ramírez en el estado mayor de la trama), como elemento conminatorio ante el tribunal, la opinión pública y la prensa internacional, como una exigencia de los inspiradores de la trama.

Antonio Casado.

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