MADRID 5 Jun. (OTR/PRESS) -
Todo lo que tiene que ver con la banda ETA sólo debería pasar por las comisarías, los juzgados y las páginas de sucesos. La amplificación política y mediática de sus actividades funciona como aval de su fuerza para aterrorizarnos y tal vez como garantía de su continuidad como banda armada.
No sólo eso, claro. Pero especialmente eso cuando sus acciones terroristas son en calidad y cantidad menos graves que antaño. "Mejor sobres que ataúdes", dice en la radio mi amigo Barbeito al comentar las nueve cartas de extorsión recibidas por empresarios vascos y navarros, según ha desvelado el presidente de la Patronal Navarra, José Manuel Ayesa.
Lo cual no supone hacer la apología del mal menor para ir tirando. Ni sobres ni ataúdes, pero tampoco ayuda exterior a los terroristas en la difusión de sus siniestras tareas. El protagonismo mediático de ETA es una consecuencia de su protagonismo político. Y su protagonismo político, consecuencia a su vez de una decisión estratégica del PP: utilizar el terrorismo como pedrada electoral contra el adversario socialista. El efecto más visible es esa persistente, desmedida, desproporcionada y abrumadora presencia de la banda terrorista en los medios de comunicación. Ahora no por lo que hace, o por lo que hizo, sino por lo que hará. Y todo ello en base a una singular e inesperada vocación profética de políticos y periodistas situados en la órbita del PP.
Sobre todo, un cierto grupo de periodistas-agoreros cuya vía de aproximación a la ETA de aquí y ahora consiste en dar por sentado que volverá a atentar violentamente como consecuencia de la política de rendición del Gobierno. Quién ose denunciar el contrasentido -¿por qué habría de atentar ETA si tiene al Gobierno rendido a sus pies?-, se encontrará con un despropósito mayor: si ETA vuelve a las andadas, a pesar de las concesiones continuas del Gobierno, es porque todavía quiere más.
Un insulto parecido a la construcción lógica de un discurso ya lo perpetró en su día Mariano Rajoy, cinco minutos después del abominable atentado contra la T-4 de Barajas. Dijo entonces que si ETA no atenta es porque el Gobierno cede al chantaje. Y si atenta es porque el Gobierno no cede lo suficiente. No hay forma de salir de esa ratonera verbal urdida por el PP para condenar la política antiterrorista del Gobierno Zapatero, sea la que sea, si no viene dictada por el PP.
No nos limitamos a referirnos con la debida sobriedad a los informes de los servicios policiales. Se anuncia un atentado inminente de la banda terrorista como quien anuncia una final de fútbol, un cartel taurino de campanillas o un botellón masivo. Hay que ir calentando el terreno para asegurarse la máxima repercusión de la próxima salvajada de ETA. Ellos ponen la bomba y nosotros hacemos la promoción, incluida la previa. Si no te anuncias no vendes. Más publicidad para ETA. Los terroristas van a quedar fatal si, después de tanta publicidad previa, se les encasquilla el arma o se les moja la dinamita.
Antonio Casado